Con la llegada de Jorge Winckler Ortiz a la Fiscalía General del Estado, hubo una serie de cambios, los más elementales fueron en la Visitaduría General, donde habría llegado Winckler Ortiz, para preparar la salida de Luis Ángel Bravo Contreras, recurriendo a un permiso y así pudiera desde la Visitaduría Winckler Ortiz saltar para ocupar el lugar de Bravo Contreras, sin pasar por todo el engorroso trámite legislativo; recordarán que para Yunes Linares, el tiempo realmente si fue de oro, ya que los dos años se le fueron, como agua de las manos.
Ahora bien, una vez habiendo operado la salida de Bravo Contreras, Yunes Linares enfiló la llegada de su gente de más confianza, a los puestos claves de la Fiscalía General del Estado, de la Oficialía Mayor fue removido Gerardo Mantecón, para recibir a la panista de años, Gabriela Reva Ayón, una señora de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, que habría contendido en muchas ocasiones, para diversos puestos de elección popular, fracasando en todos y cada uno de sus intentos.
La señora Reva Ayón, llegó con la espada desenvainada a las oficinas de Arco Sur, ella se hizo famosa porque a todos los trabajadores que despidió, con su dedito flamígero les dijo ¡Apestas a Duarte!, y adiós cerró la oportunidad de vida digna, de un montón de familias veracruzanas; muchos de esos que ella les achacó el peste a Duarte, jamás vieron al ex primer mandatario veracruzano en persona, ¡Lamentable!.
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Fue así como Reva Ayón dueña de una personalidad anodina, jamás hubiera sido reconocida en Xalapa, de no ser por la más de media docena de guardaespaldas y escoltas, armados hasta las cachas, que la trasladaban en un par de camionetas propiedad de la FGE, pobre la verdad que sin el batallón pasaba desapercibida.
Esa fina dama, dueña de toda la soberbia del mundo, ayer le tocó tomarse una agüita de su propio chocolate, ya que le dieron las gracias en la FGE que hoy dirige Verónica Hernández Giadáns; supongo nadie le habrá dicho a la Reva del peste o tufo que carga a cuestas, pero dado que la piel del rostro de la fémina brilla demasiado y siempre se ve sudorosa y grasosa, diría que la señora huele a taquera o simple y llanamente a carnitas.
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