Toda la mercadotecnia del Buen Fin está perfecta para que compremos y compremos a manos llenas… bueno, más bien con tarjetas de crédito que llenas en un abrir y cerrar de ojos, pero dijera Hacienda: “Puedes ganar un premio de hasta 250 mil pesos”, ya que cada año, el SAT sortea una bolsa de 500 millones de pesos en premios; para entrar al sorteo, todas las compras hechas del 15 al 18 de noviembre, mayores de 250 pesos que pagues con tu tarjeta de débito o crédito, serán registradas para entrar al sorteo del SAT en el que aparte del premio mayor escogerá a 390 mil ganadores que pueden recibir entre 500 y 20 mil pesos.
Hay que aclarar que no todos los negocios participan. Para el SAT deben de tener ciertos requisitos como su RFC, su opinión de crédito positiva y el buzón tributario activo. En otras palabras, los empresarios cumplidos.
Mucho se habla sobre el Buen Fin. Desde el aspecto social se refiere a que podemos comprar más barato, algo así como sucede con el Black Friday estadounidense. Sin embargo, no hay comparación. Allá sí hay verdaderos descuentos.
Desde el aspecto empresarial se menciona como una oportunidad para los empresarios de incrementar sus ventas y por ende, para el país, fomentar su economía que no tiene buena cara. Pero, ¿y para la autoridad? ¿Cuál es el verdadero objetivo? ¿Apoyar a los empresarios y malos ciudadanos?
Existen tantos rumores como aquél que menciona que el SAT espera que gastes más de lo que ganas y caigas en discrepancia fiscal. En realidad, no sé si sea así, pero bien dice el dicho: “cuando el río suena, agua lleva”…
Lo que sí es verdad es que si el Buen Fin funciona, debe haber más ingresos en las declaraciones de los empresarios para próximo mes. Entonces sí entendería el sorteo del SAT.
Por lo pronto, varios empleados de agencias de automóviles no han tenido buen fin, pues fueron despedidos.
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