Otra falla notable entre la mayoría de candidatos es apenas el esbozo de ocurrencias y ofrecimientos que bien saben no podrán cumplir.
Pero donde radica -quizá- el peor error, es en su notable falta de capacidad para el debate de ideas y propuestas. Y es que el debate no es solo el que se realiza públicamente de cara ante las cámaras de televisión, radio o medios de cualquier tipo. El debate debe darse de cara a los ciudadanos, en sus recorridos, en sus declaraciones públicas, pidiendo el voto con base en sus propuestas, pero a la vez contrastándolas con las de sus oponentes. El debate es decirle de frente al electorado: ‘esta es mi propuesta toral, la más importante, con la que el distrito o municipio saldrá adelante, y no estoy de acuerdo con las de mis oponentes por esto o aquello’, por ejemplo. Es decir, fundamentar, ayudar al razonamiento serio de los votantes.
Pero no ha sido así, la mayoría de los candidatos prefieren bailar, besar niños y denostar la vida particular de sus oponentes. ¿Cuál de los candidatos ha logrado colocar en la mente de Usted, querido lector, al menos una de sus propuestas torales de campaña?
¿Recuerda de casualidad alguna de las ‘propuestas’ a las que se hayan comprometido alguno de los candidatos a la alcaldía, diputación local o federal por Xalapa? Pero hablamos de una propuesta específica, no de las clásicas generalidades y lugares comunes.
La mayoría habla de generalidades y buenos deseos como el de combatir la inseguridad (uno de los más álgidos y latentes temas que tanto afecta a la sociedad), pero no han dicho cómo, con qué, han sido puro rollo, pura saliva. ¡Sí! Hablan de luminarias, cámaras de vigilancia, capacitación de policías o inteligencia investigativa, pero no hablan de planes específicos, de estrategia, ni siquiera de algún proyecto específico y de sus costos probables.
Temas como el combate a la inseguridad, creación de empleos, mejor nivel de vida, entre otros, se oyen bonitos. Son miel para los oídos de quién lo escucha, sobre todo por aquellos que han sufrido en carne propia esos flagelos, pero los candidatos solo se atreven a decir que combatirlos será su prioridad, pero no dicen cómo, porque no saben o porque no se atreven a contraer un compromiso puntual que le permita a la sociedad dar seguimiento a sus acciones como gobernante.
Por otro lado, la mayoría habla de lo mal de las gestiones de quienes habrán de sustituir, pero no de qué cambiarían, qué quitarían o cómo lo mejorarían. Con solo decir que los funcionarios actuales han fallado no resuelven nada, y lo peor es que la población lo sabe. El chiste sería escuchar decir a los candidatos cómo y qué harían para mejorar los servicios.
Es decir, la mayoría de los candidatos no entienden que mientras ellos mismos no pongan el debate y hagan públicas sus ideas, le faltan el respeto a los electores y se exhiben ante ellos como aventureros políticos que van por un cargo que los empodere en los cargos políticos, ya sea para sí o para sus partidos políticos sin realmente merecerlo.
Y aun así, con esa pobreza argumentativa, muchísimos tienen el descaro de pedir el voto.
@frlicona |
