SEGURAMENTE, ésta será una buena oportunidad para la Junta de Gobierno, de la Universidad Veracruzana, la cual es responsable de llevar a buenos términos la sucesión en la Rectoría de esta importante casa de estudios, en el Estado de Veracruz, para poner todo su empeño y decidir, con base en el perfil de cada uno de los aspirantes, a quien encargarle la conducción de la institución universitaria.
Finalmente, este treinta y uno de agosto, finaliza el periodo que le correspondió a la Rectora Sara Ladrón de Guevara, quien vio pasar el tiempo, como la puerta de Alcalá, sin lograr los objetivos académicos, principalmente, que necesitaba la Universidad, para re dimensionarla y ponerla a la altura de las mejores instituciones de educación superior, no tan solo del país, sino internacionalmente.
No se niega el esfuerzo realizado, sí es que lo hubo, pero debió traducirse en una buena posición académica de la Universidad. Los programas de estudio, siguen siendo los mismos y no hubo, que se sepa, un proyecto de crecimiento, considerando que cada día, la demanda de estudiantes, es mayor.
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El problema del cupo en la Universidad, se evidenció desde hace muchos años, cuando la inscripción a sus diferentes carreras profesionales, se vino limitando, del tal manera que el número de aceptados se redujo, pero nunca se tuvo la certeza de trabajar en este asunto, es decir, de buscar la forma de que más jóvenes veracruzanos, pudieran ingresar a las aulas de las diversas carreras profesionales que se ofrecían.
Dos periodos importantes de cuatro años cada uno, pudieron ser más que suficientes para que la Universidad Veracruzana, hubiera remontado sus diversos problemas y obstáculos para crecer, pero no se hizo nada al respecto y se prefirió caer en la tranquila y cómoda actitud de ver, solamente, pasar el tiempo y culminar con un resultado adverso ante la necesidad permanente de enfrentar los retos que demanda el cumplimiento de una verdadera responsabilidad.
Doña Sara, culmina en diez días, aproximadamente, su labor al frente de la Rectoría de la Universidad Veracruzana, dejando pendientes académicos y hasta administrativos, heredando una carga muy pesada para quien tome las riendas de la máxima casa de estudios, a partir del primero de septiembre próximo, fecha en la cual, necesariamente, la Junta de Gobierno, habrá decidido a quien encargarle la responsabilidad de dirigir los destinos de esta muy querida institución educativa.
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