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MONREAL Y EBRARD DOBLAN A AMLO

AMLO reconoce su error y busca enderezar el rumbo de su propia sucesión. Ni Ricardo Monreal, ni Marcelo Ebrard, se sometieron. Claudia Sheinbaum se quedó en medio

Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard /
Francisco Licona
2021-10-12  
12:34

Quizá de forma tardía, pero AMLO busca enmendar el camino sucesorio de MORENA rumbo al proceso electoral del 2024 por la Presidencia. 


La clase política opositora -y hasta en MORENA- se dieron cuenta que el destape de AMLO en favor de una media docena de sus colaboradores fue prematuro… demasiado adelantado.   


AMLO movió un avispero donde lo que se necesitaba era orden y paz, y cuyo previsible resultado todo mundo vio menos él. 


De acuerdo con el librito no escrito de la política, AMLO alentó intereses y desalentó lealtades. Alentó el nacimiento de nuevas tribus dentro de MORENA, las que sumadas a las que había de origen hicieron nacer un huracán con dirección a rompimientos,  fracturas y nuevas alianzas internas y hasta con la oposición. 


AMLO se debió dar cuenta solo, pues se ha visto claro que carece de asesores políticos, y hoy trata de enmendar lo que estaba a punto de no tener regreso y lo hace como solo él le gusta hacerlo: con una declaración y en La Mañanera de hoy. 


“No tengo preferido, ni preferida”, dijo. Aunque para ser más claro debió decir “No tengo preferida” pues es claro que con su anticipado destape a la única que puso en el ojo del huracán fue a la titular del Gobierno de la CDMX y la convirtió como la enemiga número uno de entre los destapados, principalmente del senador Ricardo Monreal Ávila y del canciller Marcelo Ebrard, quienes sin rubor alguno levantaron la bandera de la inconformidad y exigieron piso parejo. 


Así que a AMLO no le quedó más remedio que actuar en consecuencia y ofrecer públicamente no meter el dedo en la elección del candidato de su partido. No meter el sagrado dedo señalador y ofreció como alternativa que éste se elija por encuesta. 


Quizá sea tarde, quizá no, pero al menos AMLO acaba de echar una cubetada de agua fría sobre las brasas que ya soplaban Ricardo y Marcelo. Pero sobre todo, AMLO debió reconocer  más que su propio error, la combatividad y legítima aspiración del senador Monreal y la altura política de Marcelo Ebrard, quien auspició y apoyó su candidatura en el 2012, luego de que los resultados de la encuesta que se aplicó en ese momento fueron tan cerrados. Y, eso, la verdad no lo hace cualquiera.





@frlicona


(Columna “Figuras y figurones”)
 
 
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