Pero hubo quien le dijo al Presidente que “llevarla en paz con la OMS”, y “hacerle caso a alguna de sus sugerencias” no era mala idea, tomando en cuenta que México podría requerir facilidades o concesiones en el futuro, tanto en distribución de vacunas como en asuntos diplomáticos. AMLO -me dicen- no dejaba de tamborilear los dedos en su escritorio.
“¿Me estás diciendo que podríamos darles la cabeza del Doctor López-Gatell, y eso quizá nos beneficie en el futuro como moneda de cambio?”, cuestionó el Presidente al personaje que sugirió dicha acción. Ninguno de los presentes defendió al Subsecretario de Salud, literal, ninguno.
“Podríamos matar dos pájaros de un tiro”, dijo alguien más en la oficina. Y es que de acuerdo a un estudio difundido en Presidencia, el personaje más impopular y rechazado por los ciudadanos es Hugo López-Gatell, incluso entre los simpatizantes morenistas. Supera a Yeidckol Polevnsky.
El Presidente dejó entrever que lo pensaría, pues remover al Subsecretario no es algo que estuviera (hasta ese día), en sus planes para lo que resta del sexenio. “Yo veo a Hugo conmigo hasta el final del mandato, pero le daré una revisada”, dijo.
La OMS se enteró de aquella frase que el tabasqueño soltó previo a su AMLOFest: “Ómicron y la Carabina de Ambrosio”, y en verdad no cayó nada bien en esas altas esferas. “Sacrificar a López-Gatell podría subsanar las cosas”, dicen los que están cerca. ¿Será? Veremos qué ocurre.
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