‘Alito’ está muy lejos de ser digno y responsable para dejar el cargo por el bien del partido. Muy lejos, por ejemplo, de Manlio Fabio Beltrones que en condiciones similares aquel 20 de junio del 2016, luego de perder 7 de 12 gubernaturas, renunció al cargo dignamente y dijo ante los medios que su salida era una pausa necesaria para que una nueva dirección encabezara las transformaciones que se requerían.
Pero ‘Alito’ no es ni siquiera la sombra de lo que fue Manlio Fabio, así que lo más seguro es que no se vaya por la buena ni mucho menos de manera digna, pues ¿Qué se puede esperar de alguien cuya personalidad y calidad moral ha quedado por los suelos después de que desde Campeche la gobernadora Layda Sansores ha dado a conocer públicamente audios que lo ubican como un bandolero, corrupto y sin escrúpulos?
Quienes hoy promueven aún desde las sombras la salida de ‘Alito’ deben dar ya la cara, puesto que si el PRI tiene alguna esperanza de pegarse a las enaguas del PAN en el 2023 y 2024, podría darse el caso de que las cúpulas azules no quieran cargar con un lastre tan pesado como es la calidad moral tan polémica de su dirigente nacional.
Pero eso no es todo.
El priismo debe darse a sí mismo una sacudida del tamaño de un huracán, puesto que si bien la personalidad de ‘Alito’ está hoy destrozada y sus bonos políticos no valen un cacahuate, él no es ni por asomo el responsable de la gran debacle electoral del PRI… lo han sido muchos, pero muchos más.
Para muestra solo hay que recordar aquel 1 de diciembre del 2012 cuando el presidente Enrique Peña Nieto llegó al poder y presumió una fotografía que se tomó con los gobernadores priistas justo frente al histórico mural de Diego Rivera que se encuentra en Palacio Nacional y que dijo que ese, ese era el nuevo PRI.
En esa foto rodeaban al presidente Peña Nieto, joyitas que hoy se encuentran en la cárcel, prófugos, indiciados o muertos, pero con fama de corruptos.
Puras joyitas de la talla de Javier Duarte De Ochoa, gobernador de Veracruz; César Duarte Jáquez, de Chihuahua; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo; Fausto Vallejo Figueroa, de Michoacán; Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León; Andrés Granier Melo, de Tabasco; Mario Anguiano Moreno, de Colima; Rubén Moreira Valdez, de Coahuila; Egidio Torres Cantú, de Tamaulipas; y Aristóteles Sandoval, de Jalisco. Sin contar otras viejas joyitas que no vale la pena mencionar para que no se contamine esta columna como lo hicieron con el PRI.
El PRI tiene salvación, pero es necesario que la sangre nueva sustituya a la vieja y que se sacudan de una buena vez el liderazgo dañino que ha sostenido Alejandro Moreno Cárdenas, por más tiempo del saludable.
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