AUN CUANDO Alejandro Moreno Cárdenas, está pasando por serios problemas para participar en la renovación de los cuadros de la dirigencia nacional del PRI con la intención de quedarse más tiempo al frente de esta organización política, el hecho de haber pedido ya fue un gran paso para empezar su proceso de alejamiento del partido para dar la oportunidad a que vengan nuevas corrientes políticas que busquen fortalecerlo. Esto es lo que también tiene que ocurrir a nivel estatal y que la militancia arranque de fondo el problema que significa la mala dirección del tricolor.
Por eso, hay quienes se preguntan cuándo renunciará Adolfo Ramírez Arana, a quien se le considera una de las raíces extendidas de la dirigencia nacional, cuyos efectos también están provocando serios problemas al PRI estatal. Las voces que antes fueron calladas y que pronto, al parecer, pedirán públicamente que la dirigencia actual abandone sus puestos dentro del comité directivo estatal, ya forman parte del movimiento de inconformidad, puesto que hay priistas que están a la espera de ver a su partido en mejores condiciones y que se reactive, sobre todo, para los próximos eventos electorales como es el caso de las municipales donde hace falta que el partido se mueva y se motive para estar en condiciones de enfrentar al partido político en el poder.
El tiempo pasa y al estar en plena desventaja, el PRI, requiere del trabajo de sus operadores políticos, pero es necesario que haya alguien que dirija completamente las acciones con plena voluntad de servirlo. Quienes están ahora al frente de sus órganos directivos tienen que dejarlos cuanto antes y sumarse, si así lo quieren, a los nuevos esfuerzos que hagan otros militantes que tengan ganas e interés en mantenerlo vivo y participativo.
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