El pueblo estaba cansado de tanta transa, corrupción, dispendio e impunidad, que le dio la espalda a los candidatos conservadores del PRIAN de manera aplastante, muy parecido a lo que sucedió en el Macondo de García Márquez, con la salvedad de que aquí ‘el corregidor’ no pudo cambiar en secreto, el resultado de la elección.
Los que llegaron, nutridos de exmilitantes del PRIAN y no pocos parásitos de izquierda, se incrustaron locos de contentos en el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y muchos se dedicaron a saquear las arcas del presupuesto federal como en SEGALMEX, por ejemplo, aunque hubo más, muchos más casos.
A esos ya les llegará su momento, y aunque por ahora solo han caído ‘charalitos’ y ‘charalitas’, Sheinbaum ya ha dado muestras de que va por ellos y por los demás que aún no han comprendido en qué consisten los principales objetivos de la 4T.
¿Por qué digo que muchos MORENOS no han comprendido el verdadero significado de la transformación que el pueblo le exigió hacer al gobierno?
Un solo ejemplo: Lo que recientemente se ha ventilado entre dos gallones de la 4T en el Congreso de la Unión y dos gallitos en el Congreso de Veracruz.
La mayoría de los comentarios giran en sentidos opuestos.
Unos pugnan porque haya paz y entendimiento pues ven en ello que la unidad de MORENA se puede ver alterada, e inclusive exigen y sugieren a Sheinbaum y a Luisa María Alcalde, así como a Rocío Nahle y a Esteban Ramírez Zepeta, que metan urgentemente en orden a los rijosos.
Por otro lado, la oposición interpreta con gozo esos desencuentros en las cumbres como una señal de destrucción interna que pronto los hará caer del poder.
Y ahí está el quid del tema, pues ni unos ni otros se han dado cuenta de que esos desencuentros entre el Senador Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal en la cúpula nacional y los de Esteban Bautista, líder de la JUCOPO, con el nuevo delegado federal de Bienestar, son producto de la transformación misma.
No pocos columnistas y en las redes sociales, se critica con dureza las claridosas declaraciones del senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
Es decir, antes lo que más se le criticaba al PRIAN era que entre ellos mismos se tapaban sus transas. Así, con paciencia y disciplina, en poco tiempo los peores políticos corruptos eran premiados con embajadas o eran “castigados” enviándolos a gobernar en sus Estados.
El PRIAN fue, así, una secta de impunidad en el que todo se les perdonaba. Todo se resolvía entre ellos.
La pregunta es: Quienes así lo vieron, ¿Desean que todo siga igual que antes… que todo se transforme para quedar igual?
Bien lo dijo en la tribuna el senador Adán Augusto López Hernández: “Se deben deslindar responsabilidades para evitar cualquier mancha de sospecha de que entre nosotros se solapa la corrupción”.
Y tiene razón, porque si alguien quiere y puede parar la corrupción son los de adentro. Los que se conocen y saben de qué pie cojean sus correligionarios.
Y por ende, otros más, los menos, piensan que la única forma de que el pueblo siga teniendo confianza en el partido político en el que puso su confianza en el 2018, es que juegue limpio, que pongan en claro cualquier sospecha de corrupción caiga quien caiga, pues solo así MORENA podrá permanecer en el poder, autolimpiándose de lo sospechoso y de las intrigas palaciegas y de la oposición.
Que sean las autoridades judiciales quienes decidan sobre cualquier síntoma de corrupción y que se vea claro de que la impunidad vaya a la baja.
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(COLUMNA "FIGURAS Y FIGURONES") | 
