Como dice alguien en el futbol, Ricardo Anaya ‘la tuvo, era suya y la dejó ir’… Pintaba para más.
Ricardo es joven, buen orador, propuestas de modernización y una firme postura contra la corrupción; pero la mente se le nubló y se convirtió en el principal publicista de AMLO.
Se la pasó cuestionando las propuestas de López Obrador, para más tarde proponer lo mismo; lo fustigó por su edad y se echó encima un amplio sector de la tercera edad; criticó su empecinamiento en terminar con la corrupción, pero sus excesos demostraban que no podía luchar contra él mismo.
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