De acuerdo a los resultados del estudio “MOVILIDAD SOCIAL EN MÉXICO 2019. Hacia la igualdad regional de oportunidades”, publicado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, “al menos 7 de cada 10 mexicanos que nacen en el peldaño más bajo de la escalera socioeconómica del país, no logran superar la condición de pobreza durante su vida. En otras palabras, la ausencia de un piso parejo de arranque y avance en la vida para todos los mexicanos hace que, en nuestro país, la pobreza se herede”.
Por muy triste e injusto que esto suene, en México desafortunadamente la pobreza se hereda y si tienes la suerte de que en esta ruleta rusa te toque nacer en un estrato social acomodado, tienes muy pocas posibilidades de cambiar de estrato y bajar a la pobreza, así como si tienes la desgracia de nacer en un hogar pobre, todos los momios estarán en tu contra pues lo más probable es que mueras pobre.
“La movilidad social, en general, se refiere a los cambios que experimentan las personas en su condición socioeconómica”.
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El estudio establece también que “…las mujeres mexicanas experimentan condiciones más adversas de movilidad social que los hombres. Por un lado, las mujeres que nacen en los hogares del estrato socioeconómico más bajo de la escalera social, enfrentan más dificultades de ascenso que los hombres que nacieron en las mismas condiciones. Por el otro, las mujeres que provienen de hogares con mayor ventaja socioeconómica, resultan más vulnerables a la pérdida de dicho estatus, en comparación con los hombres con el mismo origen (Vélez, Campos y Huerta 2013)”.
Este tipo de movilidades son poco frecuentes en países latinoamericanos, mientras que en los países desarrollados es más fácil cambiar la situación social.
Cuando se habla de los apoyos sociales que da el gobierno o las nuevas políticas públicas utilizadas por el gobierno de López Obrador, debería uno pensar que “antes de buscar establecer mecanismos para distribuir las oportunidades de manera igualitaria, hay que generarlas, ya que en regiones como el sur del país, estas ni siquiera existen… los mexicanos con mayores desventajas de origen se enfrentan a situaciones de adversidad tal, que difícilmente alcanzarán condiciones de vida dignas”.
La realidad mexicana es difícil e increíblemente, puede ser incluso una cuestión de suerte. Naces pobre, es muy probable que mueras pobre. Triste, pero real.
Por eso, como bien apuntan, no romanticemos el "échale ganas", pues dejar de ser pobre en México es casi imposible pese a la persistencia de la narrativa de que basta esforzarse para superar la pobreza. No hay en México condiciones ni bases suficientes para que ello suceda. La desigualdad es tal que moverse de un estrato a otro resulta una cuestión, al parecer, méramente del azar.
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