Luego, cuando mudó de piel tricolor para ser transfundido con la sangre azul del PAN, expulsó y rompió relaciones con cuanto ortodoxo panista se le puso enfrente. Ahí en el PAN eran tan obvias sus maniobras para apoderarse del Partido que la cúpula en el poder se replegó y llegó a formar por debajo del agua la famosa “Muralla azul” que finalmente hábilmente logró romper a cañonazos de varios dígitos bancarios. Por eso la salida del PAN de los Bueno Torio, los Buganza, los Vaca Betancourt, los Vázquez, los Ávila Camberos y muchas estrellas más entre las que se encuentran las más recientes pugnas con Joaquín Guzmán Avilés y Enrique Cambranis.
Pese a eso, pese a ser ave de tempestades, el espíritu de contienda de Miguel Ángel no se ha modificado ni un ápice aun cuando alcanzó su sueño de gobernar Veracruz, de ser el número uno, pues en lugar de sumar, restó y creó nuevos enemigos políticos; nuevas murallas se levantaron en su contra y hoy más que nunca ronda ante él el fantasma de la derrota en las próximas elecciones internas por la Presidencia del CDE del PAN.
El escenario actual no pinta nada bien para Yunes del Estero, quien ve cómo los astros le dan la espalda: el ‘Chapito’ está cebado y envalentonado con el respaldo del Tribunal; la cúpula azul nacional no está del lado de los Yunes; su alfil en el partido, ‘Pepe’ Mancha, ya no da más; en el Senado sus velas no dan luz y Julen Rementería se encuentra al acecho pacientemente esperando el momento de la venganza final; y, en el Congreso veracruzano, sus mejores peones no dan una, metidos en sus luchas personales por sobrevivir en un campo minado de morenos y de acomodados diputados de la oposición que reman solo a lo que a sus interesen conviene.
A los anteriores habría que sumarle a muchos azules de corazón, que si bien dentro del PAN no han podido con él -hasta la fecha-, se sabe que han sido factor en las derrotas electorales históricas de Miguel Ángel y solo esperan el momento oportuno para sacarle hasta la última gota de sangre azul.
Primero lo hicieron morder el polvo estruendosamente contra Javier Duarte y luego le cortaron de tajo las alas a su hijo y con ello le interrumpieron los sueños del Plan sucesorio.
Sin embargo, pese a todo lo anterior, pese al panorama adverso, pese a ser ave de tempestades y tener a las estrellas alineadas en la espalda, Miguel Ángel no está muerto políticamente, aunque por el momento él y su hijo de homónico nombre están virtualmente autoexiliados (aunque se den sus vueltas por Boca del Río) por el temor de una venganza de parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pese a todo eso, ya se las ingeniarán para no perder el control del PAN en el Estado y de retomar su Plan de seguir ‘salvando a Veracruz’.
Ese es Miguel Ángel Yunes Linares, genio y figura.
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