Muchos distinguidos xalapeños y conocedores del tema insisten en la construcción de un teleférico que al mismo tiempo se convertiría en atractivo turístico nacional e internacional. Hay ya inversionistas privados interesados en este ambicioso proyecto. En Orizaba pudieron hacerlo. El de Xalapa se plantea aún más grande.
Como obra de relumbrón tal vez el tren ligero sea excelente idea, pero ¿cuántas personas usarían este servicio de transporte?
Transcurren días, meses o años y miles de habitantes de Xalapa, por ejemplo, no van a Rafael Lucio, Banderilla y Coatepec. Y viceversa. Ni de paseo ni por trabajo. Infinidad de veces los autobuses circulan semivacíos, con unos cuantos pasajeros en su interior.
Siguiendo la política del presidente López Obrador y tomando en cuenta la inversión de unos 3 mil millones de pesos en el tren ligero, no parece mala idea someter a encuesta o consulta esta magna obra. Así, los ciudadanos decidirían con su voto si es conveniente o este dinero se utiliza para satisfacer otras necesidades también prioritarias.
Las iniciativas del tren ligero y el teleférico no son nuevas. Vienen desde fines del siglo pasado y no se han concretado. Quizás por falta de dinero o vayan ustedes a saber por qué.
Lo peor sería no tener ni tren ligero ni teleférico. Ni vías subterráneas ni segundos pisos.
Continuarían los embotellamientos y el caos vial por incapacidad de autoridades estatales y municipales para resolver de tajo esta problemática o simplemente por falta de presupuesto.
Voto por el teleférico. Se pagaría solito, atraería visitantes y generaría recursos para la ciudad y el estado. El tren ligero sería una obra costosa y de escasos o nulos beneficios para los veracruzanos.
¿Prefieren tren o teleférico? |