AMLO podrá ocupar las investigaciones contra Peña, su familia y algunos ex colaboradores, para presionar cuando tenga complicaciones en San Lázaro o en el Senado, pero no irán más allá de fuertes amagues mediáticos o discursivos. Eso no se acordó en Palacio, y aunque simule que sí, difícilmente el tabasqueño rompería un trato.
Pareciera que no, pero si se fracturara el acuerdo y fueran por él, EPN tiene preparado ya su “cuarto del pánico” para encerrarse, no sin antes soltar algunos buscapiés que bien podrían preocupar a algunos colaboradores de AMLO, sobre todo aquellos con pasado peñista o calderonista.
Tanto Enrique Peña Nieto como Miguel Osorio Chong están fuera de cualquier lumbre de la 4T, aunque mucho se diga que la crisis de popularidad de AMLO podría resolverse entregando sus cabezas. Habrá ruido, (particularmente mediático por declaraciones de funcionarios “amlistas”), pero pocas nueces.
AMLO continuará refiriéndose con cautela y respeto hacia Peña Nieto, seguirá diciendo que no lo investiga ni investigará; omitirá mencionar a otros ex funcionarios porque sería como ir contra el propio ex Presidente. Así son las cosas, hay códigos: “entre gitanos no se leen las manos”.
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