Además, no podemos alejarnos de que ante una oposición casi inexistente, AMLO y Calderón se necesitan para mantenerse activos en una opinión pública mexicana que, en buena parte de la semana, gusta de verlos enfrascarse en dimes y diretes, aunque ahora el Presidente dijera que “lo ha perdonado”.
De acuerdo a fuentes en Palacio Nacional, el único objetivo de AMLO es Felipe Calderón. Si bien es cierto pesan señalamientos sobre EPN, Videgaray y varios legisladores de distintos partidos políticos, la idea de mayor interés radica en acribillar al expanista y a quienes laboraron cerca de él.
Sin embargo, si bien es cierto las armas están puestas sobre Calderón, AMLO no tiene interés en acabar con él, aunque tuviera oportunidad de hacerlo, pues sacar raja política de este tema en las mañaneras, (o en cualquier gira de trabajo), permite continuar con la polarización diaria.
La consigna es ir por Calderón, pero sin acelerarse o trompicarse por encontrar algo, pues consideran que alargar el pleito dejará dividendos; Peña no interesa, hay pacto, y mientras AMLO gobierne el mexiquense podrá seguir con su vida social. Las dados ya están echados, y se encuentran bien cargados.
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