Todo un rotundo fracaso les ha resultado a cientos de candidatos basar sus campañas políticas en las redes sociales y no porque estas sean un mal instrumento de comunicación, sino por la forma errónea de usarlas.
Las redes comunican los mensajes que penetran cuando estos existen, cuando se les alimenta de ellos; de lo contrario se convierten incluso en peligrosos boomerangs que exhiben la pobreza de sus propuestas de campaña.
La pregunta es, ¿A escasos días de campaña ya conoce usted las propuestas de los candidatos a alcaldes, diputados locales o federales? Si no las recuerda o conoce entonces usted votará a ciegas, por sentimiento más que por razón y llevará usted a gobernar o a legislar a bailadores, merolicos o besaniños. Recordará usted el ya famoso “Fosfo, fosfo”, o al candidato que inició su campaña saliendo de un ataúd, pero nada más.
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