Y enfrente, en la esquina de la Avenida 1 y la Calle 1: el Hotel Zevallos. Fue ahí donde se rubricaron los Tratados de Córdoba. Ahí se firmó la rendición española.
El virrey Juan José Rafael Teodomiro de O'Donojú y O'Ryan entendió que no tenía caso seguir luchando una guerra que para los españoles era imposible de ganar. Se reunió con Agustín de Iturbide (que también tenía su nombre rimbombante: Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu) y reconoció la Independencia de México.
Un mes y seis días después, el Ejército Trigarante, del que nos hablaron en la Primaria, entró victorioso y sin resistencia en la Ciudad de México.
El entonces Portal de Zevallos, como les dije, es ahora un hotel. Menos de un siglo después volvería a ser histórico, al haber sido cuartel de Venustiano Carranza en 1914.
Lo camino con el respeto con el que entra uno a un sitio tan histórico. Una copia de los Tratados de Córdoba se exhibe en una vitrina, con las firmas de Iturbide y de O’Donojú reproducidas fielmente. Sus cinco habitaciones –es muy pequeño- tienen nombres de personajes de ese episodio histórico.
Recorro el hotel mientras transmito en vivo, por Facebook, cuando me encuentro a un youtuber haciendo lo propio. Guillermo Sepúlveda -se presenta después de terminar su transmisión-. No es veracruzano, sino de la Ciudad de México, pero es un admirador de la historia y está en el lugar indicado.
Me comparte una reflexión: tenemos una deuda pendiente con la historia y con rescatar las virtudes de los personajes históricos. Su sacrificio, su lealtad, su amor a México deben inspirarnos no para morir por la Patria sino para vivir por ella –cita a Germán Dehesa-.
Tiene razón nuestro youtuber visitante. De eso se trata nuestra Sesión Solemne de mañana. De mantener vivas y encontrar orientación en las virtudes de los héroes que nos dieron Patria.
*Diputado local Juan Javier Gómez Cazarín. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado. |