Ya encarrerada, como dije, le empujó la mano el diablo y adelantó su sueño guajiro de desaparecer a Pemex como empresa petrolera, para que se dedique a generar electricidad (sin reparar en que esa tarea que ya cumple la CFE). Incluso quiere que se deje de llamar Pemex. En otras palabras, borrarlo del mapa.
Me queda claro que eso no va a suceder. No van a ganar y sus propuestas-amenazas quedarán sepultadas el 2 de junio bajo millones de votos a favor de Morena, que serán votos a favor de nunca regresar al pasado neoliberal de destrucción del patrimonio nacional.
Pero a la usanza de las serpientes venenosas que vemos tras la seguridad de un vidrio en un serpentario, la propuesta-amenaza de la candidata de la Derecha es inofensiva no por su naturaleza (que sí es peligrosísima), sino por las circunstancias que la rodean (a las serpientes el vidrio, a la Derecha los votos a favor de la 4T).
Y a pesar de que podemos estar seguros de que esa locura no ocurrirá, no podemos dejar de escandalizarnos. Lo dijo como si nada. Como si no fuera un agravio partirle el queso a una industria que a México le tomó décadas levantar y a ellos unos años quebrar.
Se agradece, eso sí, que se quiten la máscara y enseñen el cobre. Algunos pocos indecisos en época de campaña terminarán de convencerse de la locura que sería apoyar semejante infamia contra los intereses de la Nación.
Desde luego, las comparaciones, como siempre digo, son odiosas pero inevitables. En el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, con Rocío Nahle como secretaria de Energía, la 4T construyó en Dos Bocas, la Refinería Olmeca (la primera en 30 años en México) y adquirió por completo la refinería que tenía en sociedad en Estados Unidos.
Aquí se construyen y se compran refinerías. Allá las quieren cerrar.
*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política. |