Y allí fue cuando la cosa cambió, pues si bien el recibimiento de Sheinbaum fue gris, su entrada contrastó con su salida. Al final de su presentación fue escoltada por la cúpula financiera entre cantos y coros de “¡Presidenta, presidenta!”.
Claudia Sheinbaum salió como rock star del encuentro y como en una obra de teatro triunfal, le pidieron que regresara al recinto porque banqueros querían tomarse fotos con ella. Las fotos fluyeron a libertad y el ambiente se llenó de triunfalismo.
A unos metros de allí, Xóchitl Gálvez pasaba sin cruzarse con Claudia y se detuvo a la espera de que alguien la siguiera… nadie la siguió. Optó por salir del recinto, subirse a su camioneta y seguir con su agenda en Acapulco, cabizbaja, dejando en el recinto la felicidad con que comenzó el evento. El día fue de ella, pero la noche terminó siendo de Claudia.
Y es que el discurso de Xóchitl ante los empresarios no cuajó. Ocupó los pocos minutos que tenía frente a los banqueros mexicanos para atacar a Andrés Manuel López Obrador y a “la Sheinbaum”.
“Despierten, se nos puede ir la mejor oportunidad que hemos tenido en una generación… De continuar Morena en el poder, se nos va a ir el nearshoring y a valershoring”, señaló Xóchitl Gálvez quien jamás se dio cuenta del nivel y a quién les hablaba. Los banqueros no se dejan llevar por el corazón, se enfocan en las propuestas y, sobre todo, en sus propios intereses. ¿Despierten? ¿Los banqueros deben despertar?
Por su parte, Claudia ocupó sus 20 minutos para exponer su propuesta económica sin ser interrumpida por la audiencia y sin referirse a sus contrincantes.
Aseguró que el déficit público y la deuda no aumentará “de manera importante”, y la diferencia del gasto, que este año será de 5.9 por ciento del PIB, es una situación de una sola vez, debido al recurso que se está aplicando en las “grandes obras estratégicas” de esta administración.
Claudia supo hablarles, supo entender a su auditorio y lo que ellos querían escuchar. “Veamos cómo les ha ido a los bancos: les ha ido muy bien en estos seis años… Y veamos cómo les ha ido a la gran mayoría de los empresarios, les ha ido muy bien. Antes la división social era mayor, ahora han disminuido las desigualdades y la pobreza”, señaló. Y aunque los banqueros seguro hicieron oídos sordos a lo último, sí reaccionaron ante sus números y cómo les ha ido en este sexenio.
Esa ha sido la marca de la casa en toda la campaña y es, en gran parte, el por qué lo que empezó como un lanzamiento prometedor y aglutinador de esperanzas con Xóchitl, poco a poco se ha ido ahogando bajo la sensación de que en ella hay más yerros que aciertos y que la diferencia de altura de miras entre ambas, es abismal.
Xóchitl tenía todo para cerrar con broche de oro su participación y cortar orejas y rabo en este encuentro con banqueros. La recepción no pudo ser mejor, pero sigue sin entender a sus auditorios.
Claudia, con la calma que la caracteriza, tranquila y sin prisas, fue desmenuzando una a una sus propuestas, derribando puertas, muros y recelos. Entendió que los banqueros sí analizan, pero no lo hacen con el corazón, sino con números y proyecciones actuariales.
El clásico encuentro con banqueros, sin duda, no es el mejor termómetro electoral… pero sí el claro ejemplo de que la economía mexicana está sólida y la perspectiva empresarial no militante, es positiva.
En síntesis: Xóchitl se llevó las palmas durante el recibimiento, pero Sheinbaum salió como rock star del encuentro. El día fue de Xóchitl, pero la noche terminó siendo de Claudia
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(COLUMNA "POLÍTICA AL DÍA") |