| .- Si el Estadio Beto Ávila pudiera hablar, seguramente nos platicaría de haber sido testigo de incontables tardes de emoción, de calor físico, de calor humano, de convivencia alegre y de emocionantes y memorables encuentros.
Pero creo que nos diría también que, a pesar de su vasta experiencia, nunca había vivido un domingo... |