Ayer, luego de que por la mañana tanto Marlon Ramírez Marín como Sergio Cadena Martínez, dirigentes del PRI y del PRD, lo embistieron abiertamente y de frente durante una conferencia de prensa señalándolo de “enturbiar la ruta trazada de las negociaciones”, por su “soberbia” al tratar de imponer sus condiciones, Joaquín les puso lugar, fecha y hora para reanudar su diálogo y negociación y “reencauzar” el diálogo por Veracruz.
Es innegable que el PAN es hoy la fuerza política mayoritaria y de mayor peso en Veracruz, y Guzmán Avilés mostró la humildad que le demandó Marlon al condescender y de paso sacudirse la sospecha de que obedecía “instrucciones ordenadas desde Palacio de Gobierno para que esta alianza, que es una exigencia de la ciudadanía veracruzana, no se concrete”, como lo expresó Sergio.
Seguramente en el Palacio de Gobierno estuvieron pendientes sábado y domingo de las diferencias que afloraron públicamente entre sus más fuertes adversarios y ni duda cabe que mantuvieron las esperanzas de que finalmente se fracturara cualquier acuerdo, lo que, lógicamente, habría beneficiado a sus candidatos.
Diferencias entre el PRI y el PRD con el PAN tratando de lograr la alianza local para postular de común acuerdo candidatos a las diputaciones y a las alcaldías las ha venido habiendo desde hace seis meses cuando iniciaron sus pláticas y sus mesas de acuerdo. Lo mismo los de la derecha que de los de centro-izquierda se han parado de pronto de la mesa de negociación, se han salido y retirado, pero han vuelto.
Parecía que ahora las cosas llegarían más lejos, luego de que inesperadamente Ramírez Marín y Cadena Martínez hicieron publicar y circular el sábado por la mañana una fotografía donde se les ve sentados a la mesa de un restaurante, diciendo que anunciarían un convenio de coalición, ninguna otra cosa, pero la imagen en la que no aparecía Joaquín Guzmán desató de inmediato especulaciones.
Los comentarios y los memes no se hicieron esperar en algunos espacios periodísticos y en las redes sociales, y las críticas, sin que se hubiera hablado de ruptura, fueron para el dirigente panista, a quien le cayó por sorpresa todo. De inmediato, miembros del CDE blanquiazul operaron para tratar de fijar su postura y revertir las críticas.
En ese ínterin, tanto priistas y panistas como perredistas dejaban en claro que, en cuanto a la alianza para postular candidatos a diputados federales, acordada por las dirigencias nacionales, era inamovible.
Negociadores priistas y perredistas dijeron al columnista que habían quedado en una posición muy incómoda en la que ya no tenían para dónde hacerse ante la rigidez de la postura panista, esto es, que aceptaban sus términos o emprendían un nuevo camino ellos solos.
Los tres partidos tienen hasta el día 28 para logar un acuerdo y presentar la carta de intención ante el OPLEV para formalizar su alianza.
Un primer logro, que hayan acordado negociar
En realidad, no se podía ni se puede esperar un acuerdo sin complicaciones cuando se enfrentan diferentes intereses con un pasado histórico de enfrentamientos, por lo que en realidad es sorprendente que en principio hayan aceptado sentarse a la misma mesa a dialogar.
No se podía dejar de esperar desencuentros cuando en el seno mismo de los partidos se dan divisiones a veces irreconciliables entre sus mismos actores. En el PRI un día se pelearon los jóvenes Fidel Herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares y es casi seguro que su encono –que traspasaron a sus hijos– se lo lleven a su tumba para continuar arriba del ring en los terrenos de San Pedro.
Es saludable que los actuales dirigentes hagan públicas sus diferencias, como se hace en las democracias avanzadas, aunque en los países del primer mundo son capaces, se dan la oportunidad de llegar a un acuerdo en procura de un objetivo mayor, de un bien común, haciendo a un lado intereses personales o de grupos. Acá podrían dar un paso histórico si lo logran también.
Marlon, Sergio y Joaquín tienen dos grandes retos: el primero, y más importante, ganar las elecciones, y el segundo, no menos importante, tener la capacidad de negociación y entendimiento para lograr el acuerdo que los lleve unidos por el mismo camino. No es fácil, pero es posible.
Se han metido a construir un Frankenstein para que devore a Morena, aunque si no se ponen de acuerdo, el monstruo, inacabado, los puede destruir en el intento. Este lunes reanudarán su estira y afloja y se esperaría que al final midan las consecuencias negativas de no llegar a un acuerdo satisfactorio, por lo que seguramente buscarán hacer todo lo necesario para que no se reviente la liga.
El enemigo está enfrente: los Yunes
Llamó la atención que ayer el alcalde del municipio de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, quien reflejaría la postura del grupo de su padre el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, tuiteó:
“Como veracruzano y panista mi total apoyo a la alianza PAN PRI PRD. Es hora de mantenernos unidos, caminemos juntos, el enemigo a vencer está enfrente, es hora que todos cedamos y veamos por el bien común y no los intereses personales, Veracruz está en juego !!”
Este sería otro indicio de que la oposición, de cualquier signo, está dispuesta a superar sus diferencias (en este caso con el dirigente estatal de su partido) con el único propósito de derrotar a Morena y recuperar el poder, y que están dispuestos a sumarse y hacer un frente común.
Por otra parte, las reacciones en las redes sociales ante la posibilidad de una ruptura entre los aliancistas y las críticas a Joaquín Guzmán dejaron entrever el descontento de gran parte de la población con el gobierno de Morena en Veracruz y su deseo de que el frente opositor los derrote.
A los morenistas no les espera un día de campo, precisamente, y mantener el poder, si es que lo logran, les va a costar sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas, como proclamó alguna vez Winston Churchill en su histórico discurso de 1940. Pero ese es tema para otro comentario. |