La gente que lo rodea observa con preocupación que AMLO no tolera contrapeso alguno al poder ejecutivo. De hecho, más de un colaborador cercano desea “abandonar el barco”, pero de sobra saben que, (ante las diversas intentonas que se avecinan por extender su mandato), podrían ponerse la soga al cuello durante varios años.
En Palacio Nacional están conscientes de que el Presidente está dispuesto a muchas cosas por mantener una forma de gobierno monolítica, respaldado (dice) en el gran apoyo que el pueblo le confirió en las urnas, “y continúa confiriéndole”. AMLO justifica casi todos sus actos aduciendo que es la voz mayoritaria de México.
En la intimidad de su oficina, y con todos aquellos que por ninguna circunstancia le llevarán la contraria, el Presidente afirma que si algo le quedó claro “cuando ganó con 30 millones de votos, es que cualquier cosa que diga, defienda, considere o desafíe, será apoyada por el pueblo, así sea enfrentar a las instituciones o modificar la Constitución”.
Fuentes al interior de Palacio afirman que AMLO decidió buscar los modos para extenderse en el poder (más no reelegirse), aunque lo niegue mil y un veces frente al micrófono. “A final de cuentas, como él dice, los que estén en su contra le harán lo que el viento a Juárez”.
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