Pero déjeme comentarle que todos los días recibo audios de lectura de Jesús. Un día lo escucho leer sobre una cebra, otro día algo romántico, a veces algo infantil o hasta consternante como aquel texto de la boa que se comió a un conejo, pero que la verdadera batalla entre los animales fue al llevarse a cabo el proceso digestivo. “Ni la pata de conejo lo salvó” le dijo uno de sus amigos al escuchar el audio, llevando el tema a la suerte. Cada quien puede interpretar la lectura de diferente manera, es muy subjetivo, incluso te lleva a soñar como el Hipopótamo de Juan José Arreola.
La iniciativa de Jesús de hacer pequeños audios de lectura y mandarlos vía whatsapp surgió en plena pandemia, a razón de que muchos de sus amigos y amigas le decían. “No tengo tiempo de leer”.
No tienes que leer un libro completo, me dice, puedes leer fragmentos o lecturas cortas.
¿Influye tu estado de ánimo al escoger la lectura del día que mandarás? Le pregunto. “No, las lecturas las escojo al azar, abro el libro y allí está lo que voy a leer y mandar. Aunque la lectura de ayer sí fue buscada a propósito del Día Internacional del Libro, me dice.
Después de grabarlas, las distribuye en grupos a través de redes sociales o whatsapp.
Para Jesús es muy importante fomentar la lectura, tanto que también tiene un grupo de lectura nocturna. En él, todas las noches comparte 4 ó 5 páginas o lo equivalente a 10 megas de grabación.
“Ahorita estamos leyendo Persona Normal de Benito Taibo, es una lectura muy interesante, ya que el personaje principal a los 13 años tiene una biblioteca propia, lo que lleva a otra historia o libro dentro del mismo, es como si estuviéramos hablando de los links que hacen vinculaciones”.
Jesús quiere cambiar la inercia de “no tengo tiempo” por lo que invita a todos y todas las que gusten que les envíe sus audios diario nocturno de manera virtual, se comuniquen con él a su correo personal: jepalominomtz@gmail.com y le manifiesten ese interés.
¿Crees que con la pandemia hemos cambiado nuestros hábitos de lectura? Le pregunto. “Desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos, leemos mensajes, noticias, redes sociales. Nos hemos adaptado a leer en pantalla, pasamos más tiempo en ella a través de un celular, una tablet o una computadora, somos más digitales; la misma educación pasó a ser a distancia. Consumimos más en digital. Se ha diversificado la lectura en bibliotecas virtuales, y han mejorado su venta y distribución”.
Ante ello, le pregunto que si considera que la piratería se ha incrementado. “No necesariamente, actualmente en varios sitios de internet, se pueden leer libremente textos donde se respetan los derechos de autor. Aunque con la pandemia no es fácil de conseguir libros físicos; hay problema de distribución de libros extranjeros, se ha retrasado. La pandemia obligó a cerrar muchos espacios físicos, lo que nos llevó a suscribirnos a revistas electrónicas, a leer en línea, pero respetando derechos de autor, ya que no te permite la descarga de todo el contenido, apenas unas páginas”.
Jesús me indica que ya han dado apertura parcial a la Biblioteca en Poza Rica. “Seguimos todos los lineamientos generales de sanidad a nivel federal y de la Universidad Veracruzana. Se toma la temperatura, se proporciona gel, se tiene distancia de 2 metros entre las mesas, las cuales tienen una silla únicamente. El aforo es del 50 por ciento, es decir, 150 personas por el momento, aunque no hay mucha asistencia porque se siguen cuidando. El servicio de estantería está cerrado. No pasa el alumno. Los libros son proporcionados por el personal. Al llevarse un libro, se escanea a distancia con código de barras, y cuando el usuario lo entrega, es depositado en una caja por 7 días, por si va infectado; posteriormente se regresa en la estantería correspondiente. Ahora bien, si el libro tiene mucha demanda, se procesa con un nebulizador casero y etanol al 70% que no daña ni moja el libro porque se asemeja a un gas. Esto se hace por 2 ó 3 minutos”.
Antes de finalizar, Jesús vuelve a hacer la invitación a que leamos. Es necesario leer 10 ó 20 minutos al día, como si hiciéramos ejercicio. No importa si es el Libro Vaquero; incluso, más que contestar cuántos libros hemos leído hay que cuestionarse de qué sirve si leíste mil y no los recuerdas... Debemos pensar qué libros han dejado algo en nuestras vidas. Y tal vez preguntarnos ¿Qué leen los que dicen que no leen?
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