Para don Camilo Zulueta y su esposa Clarita Becerril, viajar por ferrocarril fue una experiencia difícil de comparar con cualquier medio de transporte actual. Con varias décadas de edad encima, el matrimonio goza plenamente en platicar las experiencias de sus viajes por tren, que era uno de los mejores medios de transporte del siglo pasado. “Esperábamos en la Estación Nueva que está al final de la avenida Miguel Alemán, el tren nocturno que venía del puerto de Veracruz hacía la ciudad de México, para ir a otros destinos, así conocimos: Guadalajara, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, Querétaro, León, Morelia y otras ciudades más, por citar algunas. De México para el norte nos gustaba viajar en primera clase o numerada especial; cuando se podía, con tiempo se compraban boletos en clase pullman, era todo un lujo viajar en esa categoría. En segunda clase pues era otra cosa, tenía mucha demanda por lo económico, la gente viajaba parada, amontonada, se acomodaba en los pasillos, había ruido, música. En las estaciones donde se detenía unos minutos el tren para bajar o subir pasaje o carga, subían los vendedores de comida, bebidas y chuchería y media, era toda una romería. En pullman era diferente recuerda Clarita, los vagones eran alfombrados, tenían cortinas, los asientos eran amplios y mullidos, todo muy limpio, se dormía rico y no se oía el traqueteo del tren. Además, tenía carro comedor, en donde se podía desayunar, comer o cenar dependiendo del viaje, el servicio de los camareros o porter, era de lujo, era otra cosa viajar en tren”, exclama don Camilo, “en clase pullman se tenía prohibido el paso a los vendedores y el viaje aunque largo en la mayor parte de las veces, resultaba placentero, no aburrido como mucha gente dice. Recuerda que muchos trenes, tenían nombres como el Tapatío que iba a Guadalajara, el Regiomontano que iba a Monterrey --ése era un tren de lujo--, el Águila Azteca que corría a Ciudad Juárez, El Mexicano que corría de México a Veracruz y el Meridiano que iba a Mérida, entre otros más”, disfruta platicando el matrimonio. “Todavía los mayores de nuestros hijos tuvieron la fortuna de viajar en tren en vacaciones, nuestros nietos ya no, cuando se los platicamos no lo creen”, y lamentan que el gobierno desapareciera este medio de transporte que en todas partes del mundo existe, menos en nuestro país.
Altotonga emporio textil
+++ Llama la atención las propuestas de campaña de un empresario metido a la política como candidato de un partido a la presidencia municipal de Altotonga, Ignacio Morales Guevara quien está plenamente convencido en convertir a ese municipio de la sierra en un emporio textil, el número uno en la entidad, y es que Altotonga vive de la industria maquiladora, es la actividad económica número uno de la que dependen cientos o miles de familias; aquí los jóvenes no se van de migrantes al país vecino porque tienen trabajo. De ahí que otra de sus propuestas seria y viable es la de fundar el Instituto Tecnológico de Altotonga para preparar a los jóvenes en las profesiones que mayor demanda tienen en la región. El candidato del PRI, plenamente conocido en el municipio por la labor altruista de su familia recibe diariamente en su caminar innumerables muestras de apoyo a su candidatura. Como todo empresario, Nacho Morales ha dicho que buscará atraer nuevas inversiones y fortalecerá a la microempresa existente, porque sabe perfectamente que con nuevas industrias habrá más oportunidades de empleo y se mejorará la calidad de vida de los trabajadores. En colonias como en comunidades su aceptación es a todas luces un rotundo triunfo para llegar a la presidencia municipal ya que sus compromisos de campaña son serios y factibles no simples ocurrencias, dice la gente. Y es que tanto las colonias de la cabecera como las comunidades están en el abandono y atraso, la falta de servicios y obras es palpable. De ahí que el candidato priista le apueste a la educación y capacitación laboral para lograr el progreso de los jóvenes y de la gente trabajadora. Habló también de un ambicioso proyecto ecoturístico para aprovechar el entorno natural y los recursos del ambiente para atraer turismo de aventura, así como darle al campo valor agregado a los productos de la tierra y de lograr el despegue de ese municipio, considerado como la Esmeralda de la Sierra por su enorme riqueza.
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