Toda la afición se volcó en contra de Mejía Barón por los cambios que no se hicieron, asegurando que si hubiera entrado al juego Hugo Sánchez las cosas habrían sido diferentes. El haber conformado a la mejor selección nacional de la historia no representó ningún mérito; todo se concentró en la hipotética participación del polémico jugador asegurando que eso pudo significar el triunfo nacional.
Por mucho tiempo se hicieron muchos chistes sobre el tema, la figura de Mejía Barón se ocupó para desahogo de las frustraciones de los aficionados y no aficionados, pues el director técnico de la selección nacional era el villano favorito de todos.
Pero vino la Copa del Mundo Francia 1998 en donde Brasil alzó la copa y nuestro país fue eliminado por 2 a 1 ante Alemania otra vez en octavos de final, igualmente sucedió en el Mundial Corea/Japón 2002 cayendo México ante los Estados Unidos por 2 a 0; y ya nadie se acordó más del responsable de 1994 Miguel Mejía Barón, para cargarle la responsabilidad a los Directores Técnicos de cada momento, Manuel Lapuente y Javier Aguirre, Lavolpe, Miguel Herrera, Osorio, tal y como debe ser.
Surge ahora una interrogación sobre el cómo serían los debates futboleros en el 2021, ante las fallas, errores y malos resultados de algún equipo o de sus jugadores; ¿acaso alguien reviviría la historia de Mejía Barón o de los siguientes entrenadores nacionales que fallaron para justificarse?
Por supuesto que no, porque nunca lo ha sido, pues cada uno ha tenido que cargar con su propia culpa y responsabilidad. Como si el mundo del futbol tuviera una lógica más simple, que incluye la renuncia o el cese de los responsables cuando los resultados no son los esperados.
El roll de los aficionados también se concentra en los jugadores actuales, aunque se guarde el recuerdo de los grandes deportistas que en su momento brillaron y dieron grandes satisfacciones a sus fanáticos, pero reconociendo también sus fallas que en su momento representaron la eliminación.
El jugador que falla un tiro penal no se justifica diciendo: “los anteriores también fallaron”, sino que asume con vergüenza su error y seguramente trabajará para que eso no le vuelva a suceder.
Y quien desde las gradas crítica un error, no recibe el reproche de: “¿dónde estabas tú cuando Mejía Barón se quedó con los cambios?” Cosas del futbol que dejan una gran enseñanza. Es mi pienso.
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