Precisamente esa intransigencia y radicalismo que los hace rechazar de plano y sin posibilidad de mediación ni tolerancia alguna agendas como la de los derechos reproductivos, la libertad de elegir de las mujeres, los derechos humanos y de libre tránsito de los migrantes, las uniones legales entre personas del mismo sexo, entre otros temas, los ha marginado en varias ocasiones de los partidos de masas en México, encontrando espacios en institutos políticos que no han logrado mantener su registro por mucho tiempo, pero que les permiten sacar a la luz ideas que no necesariamente concitan un rechazo generalizado.
No es raro que sea durante un gobierno pretendidamente de izquierda que hayan decidido activarse de manera más audaz en México, invitando al líder de un partido que en España se considera heredero de una dictadora católica fascistoide como la franquista, que tiene acercamientos con otros partidos europeos cuyo perfil es más afín con la xenofobia nazi que con la democracia cristiana, y que además representan intereses económicos muy poderosos de empresas que hacen negocios a nivel mundial en rubros como la construcción y la energía.
Y decimos que el de México es un gobierno pretendidamente de izquierda porque en muchos temas coincide con esa derecha rancia y extrema, dada la filiación a una confesión cristiana de su líder, el presidente Andrés Manuel López Obrador, misma que lo llevó a pactar con la derecha evangélica desde la campaña de 2018, y sin tantita pena por ello.
Pero como Morena es una mezcolanza promiscua de ideologías y posturas políticas, en donde lo mismo se encuentran nacionalistas “globeros” que “comunistas” de Starbucks, “izquierdistas” de Chanel y algunos marxistas verdaderamente creyentes de la lucha de clases y la toma por la fuerza de los medios de producción, estos grupos del ala extrema derecha han encontrado el pretexto perfecto para salir a la “defensa” de la “vida, la familia y la propiedad privada”, como gustan rubricar sus consignas.
A esos grupos pertenece Christian Camacho, a quien se ha subestimado como un simple “community manager” sobre el que los panistas -y en especial Julen Rementería- cargaron las culpas del autoasumido “error” de reunirse con Santiago Abascal. Pero ese personaje pertenece a esos grupos que, en su caso específico, desde Veracruz impulsan las agendas antiderechos y protofascistas de las que se sienten, sin dudarlo, orgullosos. Casi como si fuesen “cruzados de la fe”. Y no es exageración.
Esos grupos ya trajeron a Veracruz en 2018 a representantes de la extrema derecha sudamericana como Agustín Laje y Nicolás Márquez para promover libros en los que atacan especialmente las agendas de género, derechos humanos y de todo lo que ellos ven como sinónimo de “progresista”. Y que además creen que son promovidas por el actual régimen que, en realidad, puede ser tan conservador como ellos. Ellos invitaron a Abascal.
La ultraderecha se asoma en México y seguramente buscará crear un partido político en el que pueda dar rienda suelta a sus ideas y buscar posiciones de poder. Por lo pronto, generaron atención mediática y política. Y tienen a su disposición gran cantidad de recursos económicos y el apoyo del clero. ¿Quién buscará ser el “Bolsonaro” mexicano?
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras |