Porque ser protagónicos y competitivos en lugar de trabajar en equipo y ser solidarios no los conduce a ningún lado en un país donde la nobleza y la comprensión hacia el prójimo es el común denominador de la mayoría, su exaltación de lo personal no tiene cabida. Es en esa lucha de egos donde se pelean por un liderazgo, como cangrejos en una cubeta que uno al otro impide su escape.
Los posibles líderes de la oposición no sólo tienen todo, sino que les sobra mucho, sobre todo soberbia e intereses de por medio. Los intereses los separan más que el protagonismo o la prepotencia que cargan desde que el autoritarismo los hizo cómplices involuntarios del saqueo del país.
Los requisitos para ser el líder de la oposición son mínimos, tal vez por ello hay tanta competencia y todos se quedan a la mitad del camino. El hecho de ser de derecha debe estar respaldado con intereses que muevan esa posición política. Porque no puede anhelarse el pasado sólo con nostalgia romántica, sino como una manera de tratar de recuperar lo perdido por la lucha de la evolución del ser humano.
Porque todavía hay quienes quieren desaparecer las leyes de reforma, y más aún hay nostálgicos de la corona española que suspiran por ser súbditos de un país extranjero. Así que para ser líder de los conservadores también se necesita desprenderse de todo lo que de mexicanos tienen para admirar otras culturas como la de Estados Unidos o la de España, que para el tema del liderazgo es lo mismo.
Los conservadores se encuentran en México con un grave problema, porque quieren convertirse en vanguardia de la modernidad, como cuando sugieren que las energías limpias son posibles, pero al mismo tiempo evitan los cambios y las transformaciones. Este choque interno en el mundo entero afecta a los conservadores, que no encuentran una definición clara para poder convocar a la población y aglutinar a su alrededor un triunfo electoral duradero, o que por lo menos les garantice una victoria electoral holgada.
Un líder debe aglutinar, reunir, cohesionar a los grupos; y los intereses de los posibles líderes son tan fuertes que dividen y enfrentan. En fin, hay muchos problemas para encontrar la unidad que se requiere para conciliar los trabajos de una oposición desmembrada, acéfala y dispersa.
Lo que debe unir a los líderes con poco apoyo social, vulnerables en su propia personalidad individual, es el enemigo común, concepto que hasta la fecha no ha podido afianzarse en la conciencia de los opositores, porque a pesar del nado sincronizado de legisladores opositores, comentadores de noticias, el golpeteo no logra hacer mella en la sociedad. Han perdido credibilidad porque lo mismo se dicen expertos en epidemiología que en seguridad, o en pedagogía.
Han insistido tanto en el temor al comunismo que ya no les funciona, pero este fantasma ha servido para obligar al líder opositor ser de derecha. Porque si el enemigo es el comunismo para atacarlo de frente deben montarse en una idea antagónicamente contraria y extrema, de tal suerte que si se integra a la ultraderecha sería más efectivo para unir a los grupos disgregados, pero no para llamar la atención de la población que sigue apoyando, por lo menos en un 63 por ciento, el movimiento por el que votaron más de 30 millones de mexicanos hace poco más de tres años.
La creatividad de los opositores no se consulta, no se discute, simplemente emerge del resentimiento más que de la razón y cobran forma en verdaderos bodrios, como la Contramañanera o las declaraciones de algunas senadoras, o regalos insultantes a los funcionarios públicos, que lejos de unir o motivar seguidores, los repelen.
Nadie consulta nada a nadie y sus declaraciones se vuelven estériles al perderse entre los medios como si se predicara en el desierto. La sobreprotección que algunos medios ofrecen incondicionalmente a los opositores abona para que no haya líder, porque cada uno de los posibles líderes habla por sí mismo. No tienen acuerdo para difundir declaraciones uniformes, sólidas, firmes, sino que cada uno vela por sus intereses y declaran lo que mejor le parece, aunque muchas veces se contradigan entre ellos.
Nadie imagina a un equipo de futbol sin entrenamiento ni director técnico. Pero sí vemos a una oposición que nunca se pasa el balón, todos quieren meter gol. Ese es el estado de la oposición, que quieren meter gol sin trabajar en equipo y lo único que logran es meter autogoles.
Para crear un líder opositor, que impulse un candidato competitivo para pelear por la Presidencia de la República, ya es muy tarde. La población no puede confiar en ninguno de los que ahora parecieran colocarse como líderes y lo único real es que deben tener un candidato a la Presidencia de la República en enero de 2024. Pero, cualquiera que sea, no tendrá el arraigo social suficiente ni la confianza necesaria de los mexicanos porque surge de un caos opositor que sólo ha fortalecido al Presidente. Simplemente no es confiable quien quiera que sea.
PEGA Y CORRE. - Otro periodista asesinado, esta vez fue Fredy López Arévalo, ejecutado a tiros la noche del jueves 28, al llegar a su domicilio en San Cristóbal de Las Casas, frente a su esposa e hijos, luego de visitar a su madre en su cumpleaños… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes. |