México tiene un presidente fuerte. Sí, el mandatario mexicano es un hombre de 68 años que ha venido de la cultura del esfuerzo, que ha luchado durante toda su vida por el bien de su estado y del país; es natural que tenga problemas de salud, que ha atendido con oportunidad y bien. Los agoreros del desastre, los que no quieren a este país quisieran ver a un mandatario disminuido y acabado, pero no es así.
El comentario viene a colación por el reciente cateterismo al que fue sometido el pasado viernes en el Hospital Central Militar, una intervención médica que duró unos 30 minutos, nada grave, nada delicado, según informó el propio Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Sin embargo, las especulaciones de los malquerientes no se hicieron esperar.
Al otro día, en un video, el propio presidente López Obrador explicó los detalles de esa intervención y este lunes reiteró, ante la insistencia de la prensa que “está bien y de buenas”.
“Estoy muy bien, ya me dieron licencia para aplicarme a fondo, para seguir trabajando con intensidad y llevar a cabo o consumar la transformación de la vida pública del país en el tiempo que nos falta”, dijo el mandatario a los comunicadores.
Dijo que lo que viene ahora es el proceso de Revocación de Mandato, que su gobierno ha promovido en todo el país como un ejercicio inédito, único, histórico, para que el pueblo decida si sigue o no gobernando a la nación. “Si la gente decide que continúe en la Presidencia, pues voy a terminar, vamos a concluir y vamos a cerrar un ciclo de lucha por la transformación de nuestro país y estoy seguro que vamos a entregar buenas cuentas, no tengo la menor duda de eso, de que entre todos los mexicanos estamos haciendo historia y se va a llevar a cabo o va a quedar muy consolidada la Cuarta Transformación de la vida pública del país”, comentó ayer desde Palacio Nacional.
Y así, con ese ánimo y fortaleza que le caracterizan, citó la canción de Violeta Parra, “gracias a la vida, que me ha dado tanto” y a todos los mexicanos que a través de miles de mensajes se solidarizaron con su estado de salud.
Sobre el “testamento político” indicó: “tengo la responsabilidad de actuar previendo todo, cualquier circunstancia, más cuando iba yo a someterme a este cateterismo. Y tengo desde hace algún tiempo un testamento, y ya siendo presidente le agregué un texto que tiene, como lo dije en el video, el propósito de que en el caso de mi fallecimiento se garantice la continuidad en el proceso de transformación y que no haya ingobernabilidad; que las cosas se den sin sobresaltos, sin afectar el desarrollo del país, garantizando siempre la estabilidad y el que se avance en el proyecto que hemos iniciado”.
“Sería irresponsable el no prever estas cosas, somos seres humanos y tenemos que estar preparados para cualquier eventualidad, y no somos ajenos a una responsabilidad pública de primer orden, estamos representando a un país, a todos; entonces, no debe de extrañar. Desde luego, esto aplica hasta que yo esté en el desempeño de mi función como presidente de la República y también en general este testamento va a conocerse cuando yo deje de existir”, anotó.
Los mexicanos tenemos presidente para rato y estamos ciertos de que López Obrador terminará a tambor batiente su mandato, entregando las grandes obras que ya están en marcha y sobre todo transformando la vida política del país. Sin embargo, como hombre prevenido vale por dos, el presidente ha dado detalles de este “testamento político”, porque sabe que no tenemos la vida comprada pero sí podemos prever la manera de que los ideales por los que ha luchado toda la vida se concreten y lleguen a su fin.
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