El concepto de periodismo independiente, que tanto se inculca en las escuelas de periodismo, como sinónimo de profesionalismo en el ejercicio de la libertad de expresión al servicio de la sociedad, no es lo que promueve el gobierno de la 4T, al contrario, lo que ellos quieren es la aplicación de una fórmula muy simple: estas con el gobierno, o en contra. Esa es la nueva filosofía del ejercicio periodístico en tiempos del Gobierno del cambio.
En la mañanera de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió que no guardará silencio cuando sea calumniado, sostuvo sus críticas en contra de la periodista Carmen Aristegui y afirmó que su gobierno garantizará el derecho a disentir.
“Desde luego, esto no significa pensamiento único y es garantizar el derecho a disentir, pero basta de simulación y de hipocresía porque eso es parte del conservadurismo.
“Y yo pues lamento que se enojen, pero ojalá y comprendan que yo encabezo junto con millones de mexicanos un proceso de transformación que a lo mejor no gusta, pero nosotros queremos hasta donde se pueda, ayudar a los pueblos y acabar con la corrupción”.
Y en una larga exposición de lo que, en su opinión debe ser el periodismo, López Obrador recalcó que antes los medios de comunicación “destruían”, que una campaña mediática con menos intensidad que la que enfrenta su gobierno acababa con la autoridad, pero ya no, dijo, porque el pueblo “está muy consciente”. Parafraseando a Salvador Nava el político potosino, y retomando su propia postura en el sentido de que la prensa debe definirse a favor o en contra del gobierno, el mandatario señaló que el periodismo independiente es el que más hace daño.
¿Entonces dónde quedan los principios que animan el ejercicio de la libertad de expresión a través del periodismo sin compromisos con el estado?. Por decreto se acabó, estás conmigo o contra mi y punto.
“Hay que seguir con la revolución de las conciencias y tratando estos temas y fuera máscaras. Decía el doctor Salvador Nava de San Luis Potosí cuando fue candidato y había dos periódicos, uno abiertamente gobiernista, así como El Reforma supuestamente plural, independiente y decía el doctor Nava el que más nos daña, es el supuestamente independiente y plural porque lo otro ya la gente sabe que es opositor pero el supuestamente independiente, el de la política robalera, ese confunde y engaña a muchos”, indicó el mandatario. Nada de que somos objetivos. Habría que preguntar si hay objetividad en el periodismo. ¿Por qué no tomar una decisión? Eso no significa convertirse en aplaudidor del que está en el gobierno, pero no engañar”.
López Obrador insistió en señalar que en la mayoría de medios de comunicación existe “mucha simulación e hipocresía”, lo que es totalmente cierto, obviamente no en todos los casos, hemos visto como de un día para otro un medio de tener una línea crítica raya en una actitud lacayuna y hasta corriente que en nada ayuda al “cliente”.
Riva Palacio responde
Los severos cuestionamientos que ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador a la prensa crítica que cuestiona las decisiones presidenciales, han obligado a los periodistas que ha mencionado a responder, en defensa propia, evidenciando la delicada situación en que AMLO coloca a los periodistas que combate en una situación de indefensión toda vez que el peso de la palabra de un presidente no es cualquier cosa.
La columna de Raymundo Riva Palacio de ayer, la cual titula como “El peligro de un pleito”, tiene que ver con esta situación que vivimos los comunicadores en todo el país y entre las explicaciones que da el periodista rescatamos estos espacios para compartirlos con ustedes toda vez que tienen validez en cualquiera de los tres niveles del poder:
“Durante una buena parte del primer medio de su sexenio, López Obrador atacó con insultos, mentiras y difamaciones a un grupo de periodistas e intelectuales que criticaban sus políticas. Ese pequeño grupo había sido consistente en su abordaje con otros presidentes, pero convenientemente López Obrador lo olvidó. Gradualmente, con más ataques a la prensa, más periodistas fueron perdiendo el miedo de ser linchados en la mañanera y empezaron a defenderse. El presidente escaló, y los periodistas hicieron lo mismo. La civilidad ha sido rebasada por la violencia retórica en los dos sentidos, donde lo que en un principio era para algunos periodistas una lucha de sobrevivencia, se ha convertido en un tour de forcé donde los insultos del presidente se están respondiendo con desafíos y retos—y de manera creciente, también con insultos.”
“Apenas el viernes pasado, de la nada, López Obrador embistió a Carmen Aristegui, que cayó de su gracia y se convirtió en una enemiga más tras la publicación de un trabajo colectivo sobre el negocio chocolatero de sus hijos. No toleró que hiciera su trabajo, al que no evaluó en sus méritos, sino la calificó en el contexto de su maniqueísmo de si no están incondicionalmente con él, son aliados de sus enemigos. La acusó de hipócrita y embustera, porque “engañó durante mucho tiempo”. Aristegui se defendió: “me acusa de cosas absolutamente absurdas y ya que cada quien analice quién engaña a quien, y cada quién que se haga cargo de su biografía. Ya veremos en qué termina esta historia”.
“Antes le dedicó varias mañaneras a Carlos Loret, colaborador de Latinus, que junto con Mexicanos Contra la Corrupción difundió una investigación sobre la casa que rentaron su hijo y su nuera a un petrolero cuya empresa recibió contratos de Pemex. López Obrador lo acusó de “corrupto, golpeador, mercenario y sin principios”, y Loret le respondió que “el presidente sólo responde con calumnias, (porque) es lo único que sabe hacer”. Igualmente de la nada, el presidente atacó a Brozo, el payaso inventado por Víctor Trujillo, quien el viernes pasado, le respondió de una forma como no se recuerda que le hayan hablado públicamente a un presidente.”
“La línea de respeto a la investidura presidencial está borrada, pero quien la eliminó fue el propio presidente con sus abusos retóricos contra la prensa y los periodistas. El respeto viene de manera natural a la investidura, pero cuando quien la porta rompe las reglas de tolerancia y contención, llega un momento en que quien ha sido atacado, responderá proporcionalmente y se elevarán los costes políticos del enfrentamiento “
REFLEXIÓN
Quién lo entiende. Andrés Manuel López Obrador considera que hay más riesgo en el periodismo que se hace “a ras de tierra” en los estados que, en la Ciudad de México, “y más si se trata de un periodista de la mafia del poder”, aunque aclaró que “también a ellos hay que cuidarlos”. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com |