En este país el siete de junio de cada año por tradición se celebra el “Día de la libertad de expresión”, enfocado concretamente a los trabajadores de los medios de comunicación, periodistas, comunicadores similares y conexos.
Es un día dedicado a adorar al dios Baco, al bailongo, al chocholeo mutuo, a la entrega de preseas y, en algunos casos, al ejercicio pleno de la libre expresión. Cada quien tiene derecho a festejarlo como le de la gana y con quien le venga en gana.
Para dar un poco de contexto a este tema, para nosotros muy importante, hay que recordar que el “Día de la Libertad de Expresión” se celebra el 7 de junio, una fecha instaurada en 1951 por los editores de periódicos y el entonces presidente de la República Miguel Alemán Valdés, conmemoración para destacar la trascendencia para la democracia mexicana de una prensa libre e independiente. La libertad de expresión es un derecho humano básico, constitucional que en el ámbito internacional lo podemos encontrar contemplado dentro del artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en el marco del Día de la Libertad de Expresión del año 2019, destacó que la libertad de expresión es un derecho esencial de cualquier régimen democrático, por lo que su ejercicio pleno y libre demanda generar las condiciones adecuadas para que periodistas y medios de comunicación puedan hacer uso de la misma con seguridad.
Nosotros la comenzamos a ejercer allá por los años setentas, primero como colaborador del diario El Dictamen y luego, al concluir nuestra carrera como periodista universitario, en diversos medios impresos, entre ellos en Tiempo, el diario xalapeño que fundó y dirigió con especial profesionalismo el maestro Rafael Zúñiga Martínez, más tarde regresamos a El Dictamen con el maestro Gregorio Navarrete Cruz (qepd) y de ahí, merced a nuestra juventud y ganas de hacer las cosas bien, a competir con los reporteros de otros medios como Diario de Xalapa.
Se trataba de una competencia honesta, profesional, para ver quién publicaba una nota exclusiva; quien hacía la mejor entrevista (exclusiva por supuesto); quien publicaba el mejor reportaje; quien hacía, de un evento importante, la mejor nota de color; quien en la sección editorial publicaba el mejor artículo y las columnas eran para los artistas del periodismo, para los grandes maestros, comunicadores como Bartolomé Padilla con su columna “Consenso” publicada en El Dictamen y Froylán Flores Cancela con su “Glosario del Momento”, en Diario de Xalapa. Ambos fueron referentes obligados para nosotros, la tropa, y obviamente para toda la clase política de Veracruz y del altiplano.
¿Cómo celebrarán hoy?
En aquellos tiempos el Jefe de Prensa del Gobierno, se encargaba de organizar un desayuno con el mandatario o una comida, lo importante era la convivencia entre titular del Ejecutivo y los tundeteclas. Había discursos de ambos lados. El de la parte oficial normalmente era en el sentido de reconocer el ejercicio de la libertad de expresión como un importante complemento para la vida democrática del estado y el país, así como para su desarrollo económico, cultural y social, y de parte de los medios el representante exigía mayor apertura y disponibilidad para el ejercicio del periodismo, así como el esclarecimiento de crímenes, como el del maestro Manuel Buendía y Tellezgirón, asesinado en la ciudad de México.
Lo importante es que había respeto entre las partes, la relación prensa-estado era laboral, y quienes trabajaban para un medio se entendían en lo económico con el dueño de la empresa, es decir, sueldo y comisiones por publicidad permitían al periodista llevar una vida decorosa mientras escalaba cargos dentro de la empresa o en reconocimiento a sus capacidades era invitado por alguna institución para difundir sus actividades. El periodista era un auténtico profesional del trabajo periodístico con facultades de publirrelacionista.
Las pachangas de este importante día las organizaba el gobierno y nosotros éramos sus invitados. Como les platicamos líneas arriba, había desayunos, comidas y cenas con bailongo y todo. Eso sí, el siete de junio se celebraba y el ocho aparecía la edición, es decir, no porque fuera el día de la Libertad de Expresión se descansaba para el festejo, no, nos organizábamos (los que así lo querían) para estar en algún convivio y de ahí a la redacción, o se adelantaba material para permanecer atentos a los acontecimientos desde el sitio donde era la pachanga, a través de un teléfono fijo, de manera que no se dejaba a la sociedad sin información nunca.
Organizaciones y reconocimientos
En esta profesión, como en casi todas las que hay, nunca faltan los colados. “Me dieron de baja en la chamba que tenía y me metí de periodista; ya me jubilé en el magisterio y como aún tengo fuerza y ganas, me metí de periodista; lo que estudié no me gustó y mejor me metí de periodista o, no se pero me gusta” esos argumentos hemos escuchado a lo largo de nuestra larga permanencia en el oficio de parte de infinidad de “colegas” que de momento aparecieron en las filas del gremio y aunque no lo crean algunos han destacado en esta noble profesión.
Tiempo después comenzaron a surgir las organizaciones de periodistas, y a los directivos les dio por pasar la charola entre los políticos y los funcionarios para organizar la pachanga de los periodistas. Luego fueron más allá reconociendo la labor de los mejores según su criterio y esto se volvió más caro para el gobierno pero no imposible, lo importante era que los líderes de los comunicadores quedaran satisfechos ($) haciendo extensivos los reconocimientos al gremio en general, lo que obviamente no es posible. El asunto es que hoy en Veracruz festejan centenas de periodistas su día, antes que venían de todo el estado a Xalapa, cuando mucho nos juntábamos un centenar.
Pásenla bien compañeros, diviértanse todo lo que puedan porque el tiempo no regresa y nuestro sincero reconocimiento por dedicarse a tan compleja pero apasionante profesión. ¡¡¡Felicidades!!!
Demencial pelearse con EEUU
El panista Ricardo Anaya opina que el presidente Andrés Manuel López Obrador debe acudir a la Cumbre de las Américas porque es lo que le conviene a México.
Consideró que “es demencial” meter a México en un pleito con Estados Unidos por defender a tres dictadores que persiguen a sus opositores: Maduro, Díaz Canel y Ortega. “Dime con quién andas y te diré quién eres”, señaló el panista en su nuevo video semanal en el que cuestiona la posición de López Obrador ante la negativa de asistir a la Cumbre de más Américas que se lleva a cabo en Estados Unidos.
“¿En serio nos vamos a pelear con Estados Unidos por defender a tres dictadores?” manifestó Ricardo Anaya
El excandidato presidencial dijo que no se puede dar la cara por “tres tiranos” de países donde México no tiene comercio y enfrentarse con Estados Unidos con quien tiene el 81% de intercambio comercial. “López Obrador es muy libre de que le caigan bien tres dictadores que literalmente meten a la cárcel a cualquiera que se atreva a ser su opositor”, cuestionó, pero insistió que se debe ver por el bien del país y no por ideas personales.
REFLEXIÓN
A pesar de la evidencia científica sobre el ecocidio, el impacto ambiental a futuro que está teniendo la construcción del Tren Maya y la decisión de un juez de ordenar la suspensión definitiva de las obras del polémico tramo 5, los efectos de la obra insignia del gobierno de López Obrador ya alcanzó a la biósfera de Los Tuxtlas en el estado de Veracruz. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com |