Quizá por eso Javier Duarte no tuvo uno sino seis titulares en esa dependencia: Tomás Ruiz González; Salvador Manzur Díaz (que apenas duró dos meses); Carlos Aguirre Morales; Fernando Charlestón Hernández; Mauricio Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín en ese orden.
Pero de los seis no se hizo uno. Ninguno logró encauzar las finanzas estatales y tampoco pudieron amarrarle las manos a su avorazado jefe que se despachó con la cuchara grande. Es la hora lector en que no se sabe bien a bien si la deuda con la que nos dejó embarcados Duarte fue de 33 mil o 44 mil millones de pesos.
Miguel Ángel Yunes Linares tuvo como titulares de la Secretaría de Finanzas y Planeación a Clementina Guerrero García y a Guillermo Moreno Chazzarini, pero las cosas siguieron en el mismo tenor. La renegociación de la deuda fue un Mejoral para un Veracruz enfermo de neumonía que seguía sin poder respirar.
Por eso cuando llegó a la titularidad de Finanzas un joven callado y de sonrisa tímida la desilusión fue mayúscula. “Si no pudieron con el paquete eminencias en economía; profesionales con un dilatado palmarés en finanzas públicas, ¿qué podemos esperar de este jovencito del que no sabemos ni de dónde salió? ¿Cómo dicen que se llama ese muchacho?”
No pasó mucho tiempo para que supieran quién es José Luis Lima Franco.
Nativo de Poza Rica, egresado de la Facultad de Economía de la UV y con una maestría en Finanzas, Lima Franco supo lo que es lidiar con adeudos cuando lo hicieron responsable de la Unidad de Deuda Pública en la Secretaría de Finanzas del Distrito Federal del 2012 al 2014. Y su fogueo en finanzas fue como titular de Ingresos de las Administraciones Tributarias en la Tesorería del Distrito Federal del 2016 al 2018.
Al joven funcionario lo recibieron en la Sefiplan con la noticia de que no había liquidez para pagar a proveedores y municipios. Tampoco había recursos para solventar la quincena y el aguinaldo a los burócratas.
Un préstamo por 4 mil 500 millones de los que se utilizaron 2 mil 500 para solventar esos gastos solucionó el problema; el resto se ocupó para zanjar otros adeudos. Fue así como el economista pozarricense comenzó a enderezar el barco.
Ese lector, fue su primer gran campanazo porque debido a la deuda que arrastraba Veracruz de más de 50 mil millones de pesos, no había modo de acceder a créditos bancarios.
Hoy la situación es diametralmente opuesta porque nuestra entidad es buen sujeto de crédito gracias a los excelentes números que le han otorgado las calificadoras y para muestra un botón. En mayo de este año la calificadora Moody’s otorgó a Veracruz la calificación A- y lo puso como “ejemplo nacional en política financiera”.
“En el reporte más reciente de la calificadora Moody´s del 17 de mayo, Veracruz logra una calificación de A-, y se consolida como el estado de la república que más ha mejorado en los reportes de diversas calificadoras internacionales, escalando 9 calificaciones en tan solo 3 años, y retomando una calificación que lo posiciona como una entidad con alta capacidad de repago”, dijo la revista Fortuna, especializada en negocios y finanzas.
¿Ya se solucionaron los problemas financieros de Veracruz? No hombre que va, falta mucho por hacer. Pero es interesante apuntar que a mediados del sexenio de Fidel Herrera y sobre todo a mediados de la administración de Javier Duarte, las finanzas ya habían colapsado; cosa que no ha sucedido a mediados del sexenio de Cuitláhuac García.
José Luis Lima Franco está demostrando a los escépticos que la juventud no está reñida con la inteligencia ni con el conocimiento y mucho menos con la capacidad intelectual. En sólo tres años volvió a poner a Veracruz como un estado solvente con una fórmula sencilla: no endeudando a la entidad más de lo que se debe y administrando bien los recursos públicos.
Callado pero eficaz el joven economista está resultando mejor, mucho mejor, que las ocho “eminencias financieras” que le antecedieron.
El encuentro Marlon-Eric
El viernes anterior y con motivo de los 500 años de la fundación de la Villa del Espíritu Santo, hoy Coatzacoalcos, la sesión del Congreso local se realizó en aquella ciudad. Y fue una sesión más lector, sin nada trascendente que contar salvo lo que ocurrió horas antes entre el presidente estatal del PRI, Marlon Ramírez y el Secretario de Gobierno, Eric Cisneros.
Cuentan que Marlon llegó acompañado de la secretaria del PRI, Arianna Ángeles y priistas locales al restaurante “La Flor del Istmo” donde desayunarían antes de comenzar la sesión y se instalaron en la terraza que da al río Coatza.
Casi dos horas después cuando bajaban de la terraza, se encontraron con el secretario de Gobierno Eric Cisneros que los invitó a su mesa. Tres fotos que el propio Marlon ordenó subir a sus redes donde aparece con Arianna Ángeles y el funcionario estatal dan cuenta del hecho.
Y ya sabrás lector: “Que Marlon está vendiendo al PRI” “Que Marlon ya puso el partido a los pies de Bola 8” “Que Marlon está negociando lo que queda del partido por una senaduría” “Que Marlon es un traidor”.
Como líder de un partido Marlon puede hablar con el diablo sin necesidad de ir al infierno. Si en verdad fuera cierto lo que se dijo en las redes, Marlon no hubiera criticado minutos después y con acritud la actitud de Morena y los morenos.
Dijo que el gobierno federal y los gobiernos estatales de Morena creen que ganar o perder elecciones es un problema para México, cuando el país tiene graves asuntos que atender, como la escasez de agua, o el que a un mes del plan contra la inflación, la canasta básica ha subido entre un 12 y 27 por ciento.
Como lo ha hecho en otras ocasiones, insistió sobre el grave problema de la escasez de agua embotellada no sólo en Nuevo León, sino en Coahuila, Baja California, Chihuahua y Sonora, así como escasez de agua potable en todo el país.
“No me quiero imaginar un hogar con programas sociales, conectividad a internet, alumbrado público, pero sin agua potable, sin agua para beber, sin que le alcance a las jefas de familia para comprar la canasta básica, sin medicamentos, sin trabajo y con inseguridad”, dijo el líder tricolor.
Reitero lector, el encuentro fortuito o incluso arreglado entre Marlon y Eric, no fue para “vender” al PRI, sino para pedirle al funcionario que les haga una cancha en su agenda para que escuche de los priistas posibles soluciones a problemas que afectan a Veracruz.
Si alguien quiere pensar otra cosa, está en su derecho. Después de todo, qué sería de algunos veracruzanos sin este tipo de entretenimiento.
bernardogup@hotmail.com |