Citizen Lab es una organización que engloba a un grupo de expertos que “estudia los controles de información, como la vigilancia de la red y el filtrado de contenido, que impactan la apertura y seguridad de Internet y que representan una amenaza para los derechos humanos”. Desde este laboratorio se comprobó que el gobierno de México, a pesar de que dijo que ya no lo haría, utilizó el software espía Pegasus para intervenir los teléfonos de al menos dos periodistas y un defensor de derechos humanos. Uno de los dos periodistas es Ricardo Raphael quien, benévolo con el presidente López Obrador, prefiere creer que el presidente no miente cuando dice que ya no se utiliza Pegasus para espiar periodistas, Raphael prefiere creer que al que le mienten es al presidente de México. Señala Ricardo Raphael: “El presidente de la República había dicho que no se inhibe ni se espía a periodistas. Esto es la evidencia contundente de que era una falsedad. No quiero acusar al presidente de mentir, sino de tener información equivocada: quien le dijo que no se espía le está mintiendo”. Al parecer, los dos periodistas y el activista han investigado la violación de los derechos humanos por parte del Ejército mexicano, y cada vez que se enfocan en esa investigación, son espiados por el Ejército mediante Pegasus. Al respecto Ricardo Raphael dice: “Cada vez que me he acercado a coordenadas que podrían estar denunciando corrupción de las Fuerzas Armadas o intervención de Fuerzas Armadas en desaparición forzada, como el tema de Ayotzinapa, es que he despertado este interés de investigación de inteligencia del Estado”. ¿Qué se espera del presidente, quien sigue asegurando que en su gobierno no se espía a periodistas? Lo más seguro es que descalifique a los de Citizen Lab y diga que están financiados por sus enemigos los conservadores.
En el Poder Judicial, ¿por qué Isabel Romero no tiene ni para “sapos”? Pues porque pagó de más a sus amiguitos y a proveedores directos
En las últimas semanas Isabel Romero la “reina de los sapos” exigía a los trabajadores del Poder Judicial que pusieran los focos que faltaban, que compararan escobas de su dinero, que pagaran por los “sapos” para los baños. ¿Por qué? Pues porque la señora se había quedado sin dinero. Por supuesto, la obligación de la presidenta del Tribunal Superior de Justicia era tener todos esos insumos disponibles, pues había un presupuesto para ello. Sin embrago, a la señora y a su administradora, Joana Marlén Bautista, les preocupaba más pagar a los amigos insertados en la nómina y a los proveedores que ellos mismos habían recomendado. De acuerdo con información periodística para pago de nómina se presupuestaron mil 124 millones 865 mil pesos. Pero al final se ejerció un gasto de mil 476 millones 560 mil pesos, es decir, a los “amiguitos” de Isabel Inés Romero Cruz y Joana Marlén les pagaron de más 351 millones 695 mil pesos; por esta razón no había ni papel de baño en los sanitarios. Y la “reina de los sapos”, muy oronda pidiendo a los trabajadores que pusieran de su bolsa para esos insumos, cuando ella, su administradora, los “amiguitos” y proveedores se habían embolsado más de 351 millones de pesos. ¡Vaya caraduras!
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¿A quién se le ocurre ir a la marcha del 2 de octubre? Corren a Denise Dresser de marcha en la CDMX. Esa marcha la monopolizaron los nuevos estridentistas
Poco o nada se ha logrado con las marchas del 2 de octubre. Muchos de los que acuden a ese tipo de marchas ni siquiera sabe a qué van, sólo siguen la bulla y corren para hacer bulla, pero además para vandalizar, hacer pintas, ofender a los periodistas y a la policía. Por ello los activistas legítimos, prudentes, los periodistas también, se abstienen de ir a esas marchas, porque saben que el monopolio de esas marchas lo tienen los nuevos estridentistas. Dice la máxima bíblica, “sagaz es aquel que ha visto la calamidad y procede a ocultarse; el insensato ha tenido que sufrir las consecuencias”. Eso es precisamente lo que le ocurrió a la politóloga Denise Dresser, quien pensó que era buena idea hacerse presente en la marcha para conmemorar el 2 de octubre en la Ciudad de México. La también periodista quedó encerrada entre un grupo que repudiaba su presencia en la marcha. Visiblemente aterrada, Denise Dresser era flanqueada por dos mujeres activistas que trataban de defender su presencia. Denise Dresser guardaba silencio, pues sabía que cualquier frase o palabra que dijera podría ser utilizada en su contra. La llamaron vendida, oportunista; “¿Te vienes a burlar de nuestra lucha? ¿Vienes con una mantita?”. No nos cabe duda que las intenciones de la Dresser eran loables, pero la señora no entiende que la marcha del 2 de octubre no es una marcha del pueblo; es una marcha de los que buscan la confrontación, no la solución.
Armando Ortiz
Twitter: @aortiz52
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