Con motivo de la marcha que habrá de encabezar AMLO el próximo domingo, todo el gabinete involucrado en su organización -incluyendo al secretario de gobernación- fue citado después de “la mañanera” de este miércoles. Sirvieron canapés gourmet suficientes, café y refrescos. La reunión “iba para largo”.
AMLO recalcó frente a los asistentes que el responsable general de la marcha era Adán Augusto López, y que cualquier asunto sobre el evento del fin de semana lo resolvería su paisano, como si se tratara de él mismo respondiendo. “No duden en hablar con Adán para cualquier cosa, tiene mi confianza en esto”, dijo.
El primero en tomar la palabra, (después de la intervención del presidente), fue su secretario de gobernación, quien dijo que todos los mandatarios estatales del movimiento tenían instrucciones de mover, (cuando menos), al 70 por ciento de su personal de confianza, disponiendo para ello de los recursos necesarios, sin obstáculo alguno.
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Además, el hombre fuerte de Bucareli dijo que había luz verde para que, (con las reservas correspondientes y teniendo cuidado con las filtraciones), se “invitara” o “persuadiera” al trabajador de base a la marcha, “haciéndoles ver que su asistencia podría redituarles más adelante, pues las cosas seguirían igual, o mejor”.
Hubo quien presentó el reporte general de las delegaciones del bienestar, donde se incluyó el compromiso de movilizar (cuando menos), al 60 por ciento de los beneficiados con programas sociales surgidos (o impulsados), en el gobierno de López Obrador, en particular, (por su condición física), a los jóvenes del futuro y distintos becarios.
Se puntualizó que en el caso de los millones de adultos mayores beneficiados con su pensión “obradorista”, la indicación era que salieran en su ciudad a marchar, (o que de manera “persuasiva”), enviaran a dos integrantes de su familia “sanos y fuertes” a caminar en su representación, “ya sea en el pueblo o a la CDMX” en los camiones dispuestos para ello.
Dicen los que asistieron a dicha reunión en Palacio Nacional que, en más de una ocasión, el presidente interrumpió a los ponentes para manejar, (de manera contundente y enérgica), que el día de la marcha dejaría claro que las calles y manifestaciones multitudinarias le pertenecían a él, “que eran su marca registrada, que no había margen de error”. Varios “tragaron gordo”. Veremos qué ocurre.
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