Además, tras recordar cuando el expresidente Benito Juárez juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, para justificar su decisión Monreal expresó: “Soy legislador, y es un honor y un privilegio serlo; soy académico y asumo con integridad lo que enseño en las aulas de la División de Estudios de Posgrado de la UNAM y soy político, servidor público, que corre riesgos y asume compromisos con la sociedad”.
Y adelantando que quizá su oposición a la reforma electoral obradorista le costaría la coordinación de los senadores de Morena, manifestó: “Es un asunto que me mueve y asumo con toda responsabilidad, incluyendo los desenlaces, las consecuencias o lo que de ello resulte”.
Pero contra lo que él y sus seguidores calculaban, ayer, muy hábilmente, el mandatario le tiró un gancho al hígado al responder tajante a una reportera que le preguntó sobre el voto adverso de Monreal, que no habrá “purgas” en su partido. “No pasa nada si un político toma una decisión. ¿Quién va a juzgar?, ¡el pueblo! La historia es la que va a poner a cada quién en su sitio”.
AMLO subrayó que no se debe perseguir a nadie, “por convicción y además porque no queremos que vayan a usar una actitud de intolerancia para afianzar la creencia conservadora de que somos estalinistas”.
El presidente aseguró que tiene la ventaja y dicha enorme de contar “con un pueblo muy politizado que pone a cada quién en su lugar”, añadiendo que “no hace falta que ninguna autoridad, ningún dirigente, diría que ninguna instancia de disciplina de un partido, decida sobre el comportamiento de un militante, de un ciudadano, porque existe un tribunal popular”, argumentó.
Así que a Monreal –quien desde hace un mes tarareaba la canción cuya letra dice “diciembre me gustó pa’ que te vayas”– parece que le falló su cálculo de aprovechar esta coyuntura para romper con el obradorismo y echarse a los brazos del bloque opositor del PAN-PRI-PRD, con cuyos líderes ha estado coqueteando con miras a la contienda presidencial de 2024.
Pero el político zacatecano debió deslindarse de Morena y renunciar a la coordinación de su grupo legislativo desde hace rato, pues ésta no es la primera vez que el presidente quiere pasarse a la Constitución por el arco del triunfo. Entonces sí se habría visto más congruente, pues anteayer fue exhibido que en el Senado ya no “coordina” prácticamente a nadie ni es el dique que presumía ser para contener actos inconstitucionales.
EL SENADOR ‘PÉREZ-OSO’ ASTORGA
Por cierto, vaya respuesta que dio el senador veracruzano de Morena, Ernesto Pérez Astorga a un ciudadano que en redes sociales le reclamó haber aprobado el Plan B del presidente López Obrador en materia electoral.
“Estimado senador: Como dice su presidente, con todo respeto me dirijo a usted para expresarle lo siguiente: No veo cómo aprobó una ley tan importante como la electoral, sin haber hecho antes un análisis profundo de la misma y de ignorar tantas voces calificadas de que dicha ley es anticonstitucional y que atenta contra la democracia.
“La historia, la ciudadanía y su conciencia, se lo demandarán”, le expresó uno de los más de ocho millones de veracruzanos que desde hace casi tres años representa en la Cámara alta del Congreso de la Unión gracias a que el senador propietario, Ricardo Ahued, tuvo que solicitar licencia primero para ocupar a mediados de 2019 la Administración General de Aduanas y luego, en 2021, para hacer campaña electoral por la presidencia municipal de Xalapa que desde enero de este año ocupa.
Esta fue la respuesta textual que dio Pérez Astorga, quien, por lo que se ve, sigue comportándose como un típico junior irresponsable, desobligado y perezoso:
“El día de ayer tomé la decisión de votar a favor de las leyes secundarias en materia electoral, más por un tema personal, que por convicciones.
“A sabiendas, que contamos con una SCJN (Suprema Corte de Justicia de la Nación) fuerte e independiente, que como hasta el momento lo ha venido haciendo, seguramente defenderá el estado constitucional de derecho y la democracia.
“Asumo la responsabilidad de mis actos, consciente que el partido político al cual pertenezco, representa a una base social que bien o mal, demandaba aprobar dichas reformas (sic).”
Si legisladores como el empresario xalapeño siguen delegando a la Suprema Corte el trabajo que en primera instancia corresponde al Poder Legislativo, ¿para qué carajos quieren los mexicanos seguir manteniendo un carísimo aparato de más de 600 diputados y senadores que no cumplen cabalmente con su labor? ¿No acaso, entre otros puntos, la reforma electoral pretende paradójicamente un INE menos costoso?
Ya se imaginarán las reacciones en contra que desató en las redes sociales el senador “Pérez-oso”. Ni cómo defenderlo.
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