Aun cuando en todos los estudios demoscópicos, Morena encabece las preferencias electorales, los expertos y analistas observan que el escenario político estaría construyéndose para que la oposición pudiera dar el campanazo y vencer a la aparente propuesta gubernamental invencible hasta el momento.
Las principales causales que sustentarían la caída en la preferencia política de los ciudadanos mexicanos se basarían en la gravísima descomposición social producto de la permisividad para el crecimiento del crimen organizado y por ende a la serie de saldos mortales que la supuesta guerra contra el crimen habría dejado en el país.
Aunado a ello, la aparente condicionante que significarán los Programas del Bienestar –antes sociales- serían dejados de lado por parte de la sociedad, al comprender que, al ser hoy derechos constitucionales, cualquier gobierno se los habrá de entregar, sin menoscabo de perderlos por supuestas amenazas políticas.
Este escenario abre entonces la posibilidad para que los partidos de oposición, puedan construir una alianza basada en la necesidad de encontrar un proyecto de nación, asentado en la necesidad de comprender que es momento de dar tránsito a unificar las diferencias en objetivos comunes, en donde las diferencias políticas queden de lado, para abonar a la construcción de acuerdos que permitan transitar a la consumación del primer gobierno de coalición en México.
Con base en ello, los partidos políticos de oposición –PAN, PRI, PRD, y los que se sumen- deberán entender que la sociedad demanda políticos o personajes con vasta experiencia en los temas nacionales y estatales.
Y de lado deberán dejar el garantizarse cargos o puestos por conveniencia, o se juegan incluso la continuidad de los mismos partidos políticos.
Basta de improvisaciones que han quedado demostradas como inefectivas y sumamente costosas para la sociedad, que hoy por hoy reclama conocimiento y efectividad, más que binomios de “10% de capacidad y 90% honestidad” que han resultado ser una verdadera mentada para el pueblo bueno y sabio.
En ese tenor dentro de los posibles candidatos a la presidencia de México, la oposición tiene en la senadora Beatriz Paredes Rangel al mejor de sus activos, una mujer que a lo largo de 40 años de carrera política lo ha sido todo –diputada, senadora, gobernadora, secretaria de Estado, embajadora, líder nacional de un partido, etc.- sin mácula en su currículo, lo que la hace aún más valiosa.
Cuando México demanda un estadista, Paredes Rangel cubre todos los ángulos, su capacidad y experiencia serían el mejor de los capitales y el mejor activo de la oposición.
En el caso de Veracruz, ocurre algo similar, con la presencia del actual senador Julen Rementería del Puerto, quien también ha sido casi todo –regidor, alcalde, diputado, senador, secretario de Despacho- lo que demandaría la entidad para hacer frente a tantos pendientes.
La mancuerna se lee y suena de respeto, con sumo nivel de atracción, por las posibles propuestas a presentar, cosa que por el simple hecho de consumarse sería altamente competitiva.
Así es como la oposición podría dar el campanazo y consumar una posible salida a los espejismos que el actual gobierno federal y estatal han producido en la sociedad, que sabe del daño tan grave que les han provocado a las instituciones del país.
Al tiempo.
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