Moreno diferencia entre quienes lo aprueban y quienes no, con los términos usuarios y no usuarios de las redes sociales. El seguimiento abarca de 2019 a noviembre de 2022.
En 2019 prácticamente no hubo diferencia: usuarios de Facebook lo aprobaban con 71%, usuarios de Twitter con 70% y no usuarios con 68%. A partir de entonces vino a la baja, en general.
Entre 2019 y 2022 perdió 15 puntos entre la población adulta, no usuaria: bajó de 71 a 56%; entre los usuarios de Facebook perdió 17 puntos al caer de 71 a 54%. El porcentaje fue mayor entre los usuarios de Twitter: de 70 cayó a 44%, una pérdida de 26 puntos porcentuales.
Tan solo para 2022, hasta noviembre, su desaprobación alcanzaba 53%, señal de que seguía a la baja.
El encuestador y analista admite que, si bien no se trata de un público mayoritario, ya que en 2022 el 30% de la población adulta dijo utilizar Twitter contra el 78% que mencionó que utilizaba Facebook, Alejandro Moreno apunta que es en Twitter donde se da la discusión política más álgida y que el público tuitero define, en buena medida, una importante faceta de la opinión pública hoy día.
No deja de señalar tampoco que AMLO ha mantenido buena aprobación entre los no usuarios: 60% en 2019, 66% en 2020 y 2021 y 71% en 2022. Ese sector representa la quinta parte de la población.
Por supuesto, admite que la diferencia tiene que ver con la edad. Los usuarios son de preferencia jóvenes, los no usuarios, adultos.
En el terreno práctico, se puede decir que quienes lo apoyan a morir son los adultos mayores que reciben una pensión, más, en especial, los verdaderamente necesitados.
Ese es el escenario y esa es la realidad con que inició el año preelectoral. Los jóvenes no le creen al presidente. El reto de la oposición es enamorarlos y conquistarlos, aunque las preguntas son: ¿sabe cómo, tiene con qué y con quién?
Empiezan a aburrir las “Mañaneras”
Por otra parte, en la encuesta más reciente de El Financiero publicada ayer jueves, el resultado reveló que a cinco años de que se iniciaron las conferencias “Mañaneras” (en 2019), cuando empezaron teniendo una gran aceptación de 72%, en enero pasado el porcentaje bajó a 42%, una caída de 30 puntos porcentuales, señal de que cansan cada vez más, o de plano aburren, lo que lleva implícito una pérdida de interés en lo que dice, muchas cosas mentiras o verdaderas ocurrencias; que los mexicanos cada día le creen menos.
Quién sabe si fue casual o por el resultado de esa encuesta que en su mañanera de ayer, al abordar el tema sobre los aspirantes a sucederlo, dijo que “va a haber continuidad con cambio, el proceso de transformación va a continuar, estoy seguro, claro, cada quien con su estilo, a lo mejor ya no van a haber tantas conferencias…”.
El seguimiento de las encuestas de ese medio muestra que la pérdida de interés por sus conferencias ha venido a la baja desde hace meses. Por ejemplo, en septiembre pasado la aceptación se encontraba en 51% y en octubre cayó a 46%.
Y sube su nivel de desaprobación
Otra cosa que destacan los resultados es que en enero pasado el nivel de desaprobación que tuvo alcanzó 45%, el más alto en un año, contra una aprobación de 54%, también una caída drástica en comparación con el porcentaje de aprobación de 81% que tuvo entre enero y marzo de 2019, cuando inició su gobierno. La caída llevó a preguntar a El Financiero en el encabezado de la nota sobre el tema: “Ya no le pagan con amor? (en alusión a su lema de que ‘Amor con amor se paga’)”.
El diario, especializado en finanzas y economía, apuntó también que la opinión de las y los mexicanos sobre algunos atributos de López Obrador registraron un cambio para mal entre diciembre y enero pasados. Por ejemplo, en el tema de la honestidad, la opinión favorable al tabasqueño pasó de 57 a 52%; la de liderazgo, de 52 a 48%, y la de capacidad de resultados bajó de 45 a 39%, pero tampoco en el rubro de la economía se salva: el porcentaje que considera que está mal o muy mal subió de 46 a 52%, y en lo que se refiere a seguridad pública, la opinión ciudadana es que va para peor, pues la opinión negativa pasó de 52 a 57%.
Quiero terminar bien, dice; “voy a aprovechar el tiempo que me queda”
La caída que registra en la encuesta es el reflejo del desgaste natural que provoca el ejercicio del poder, máxime cuando ya va en el quinto año de su gobierno y solo le restan 19 meses en la presidencia, de lo que está consciente, como lo reflejó en su “mañanera”.
“Mire, yo estoy, lo he dicho, cerrando un ciclo, ya estoy por terminar mi tarea, mi misión, y quiero terminar bien, y me voy a retirar por completo… entonces yo quiero aprovechar el tiempo que me queda para entregar buenas cuentas y entregar la estafeta a quien me va a sustituir… Y estoy también convencido que en la vida no hay que tenerle mucho apego ni al poder ni al dinero. Algunos cometen errores que se sienten insustituibles, y caen en el extremo del necesariato”.
Se advierte que ya está cansado (¿ya no siente lo duro sino lo tupido?). Cuando le preguntaron si no le preocupa la cargada (a favor de quien resulte el candidato) no titubeó en su respuesta: “… qué bueno porque me van a alivianar a mí la carga”.
Sin duda, vive ya el inicio de la pérdida de poder, que se irá acrecentando a medida que pasen los días, las semanas, los meses. Y, ¿alguien lo duda?, quedarán muchas viudas, muchos huérfanos, incluidas, incluidos, las, los de Xalapa, las, los de Veracruz. |