Ese día preguntó: “¿Quién preside el Consejo de la Judicatura?” Se respondió: “La Presidenta de la Suprema Corte, Ministra Norma Piña”. Agregó enseguida: “Y es que ahora, esa parece ser la tónica de los jueces federales, liberar a los delincuentes a partir de su llegada a la Presidencia de la Suprema Corte”.
Ya a ningún mexicano le queda duda de que se trata de una campaña orquestada contra la ministra y siete compañeros suyos porque no se han doblegado a la voluntad del tabasqueño, actúan con total independencia como integrantes que son de otro poder, y apegándose a la ley le han echado atrás decretos, leyes, reformas que han sido aprobadas por su bancada mayoritaria en el Congreso de la Unión violando el debido proceso legislativo y por no sustentarse legalmente.
Reconoció que liberó al hijo de “El Chapo”
El 19 de junio de 2020, por primera vez reconoció su responsabilidad por los hechos, pues en un principio había culpado a su gabinete de seguridad de ordenar la liberación de Ovidio Guzmán. Dijo entonces que el operativo del 17 de octubre de 2019, conocido como el “culiacanazo”, “se ejecutó mal” porque había pocos elementos militares para llevarlo a cabo y que hubo una “reacción muy fuerte de la delincuencia organizada” que podía atentar contra la vida de unas 200 personas, por lo que él tomó la decisión de detener ese operativo.
La tarde de aquella fecha Culiacán vivió horas de terror cuando sicarios del Cártel de Sinaloa se apoderaron de la capital del estado con la intención de rescatar a Ovidio Guzmán quien había sido detenido por fuerzas militares.
El 21 de mayo de 2022, en una conferencia en Culiacán reconfirmó que él había dado la orden de parar el operativo y de liberar al hijo de “El Chapo” Guzmán. Ante los cuestionamientos de los reporteros, aceptó que él había sido el responsable.
Ovidio fue detenido finalmente en enero pasado pero por presión, para darle un buen regalo al presidente norteamericano Joe Biden que venía de visita a México. Si no, siguiera libre, porque, aceptado por él mismo en forma pública en más de una ocasión, él sí ha liberado narcotraficantes, y qué narcotraficantes, además de que ha querido traerse al país a “El Chapo” y ha ido a saludar a su mamá en Badiraguato, Sinaloa, de lo cual existen testimonios fotográficos.
A la ministra Norma Lucía Piña no le pueden probar que haya hecho lo mismo.
Una mirada a los ataúdes, desde Europa
Con Miguel Molina nos conocemos desde jóvenes, cuando coincidimos en la Facultad de Letras Españolas que estaba entonces en la calle Juárez, donde tuvo su asiento original la Universidad Veracruzana. Más tarde fuimos compañeros en el semanario Punto y Aparte del inolvidable –para nosotros– Froylán Flores Cancela. Ya escribía entonces también poesía, además de hacer periodismo.
Un día quiso ingresar a Radio Universidad Veracruzana, pero capilla entonces de unos cuantos, le cerraron el paso. Lo rechazaron con el pretexto de que no cubría el perfil. Fue una bendición para él. Pronto emigró a Houston y cuando nos dimos cuenta ya participaba en forma exitosa en la radio de esa ciudad norteamericana. Luego pasó a Sudamérica para más tarde, concursando entre miles de aspirantes de todo el mundo, ganar una plaza en la histórica y prestigiadísima BBC de Londres, donde trabajó muchos años y desde donde dio cobertura a muchos sucesos mundiales, hasta que se dedicó a impartir cátedra en universidades de varios países de Europa, donde se quedó a vivir, aunque cuando puede viene a la tierra.
Una característica que tiene es que nunca ha dejado de estar pendiente de nuestros asuntos domésticos y una vez a la semana envía un comentario que en Xalapa publica el portal alcalorpolitico.com. Porque su mirada está despojada de cualquier prejuicio, vínculo partidista o con el poder, porque la suya es la de un periodista profesional mexicano pero prácticamente europeo, considero interesante lo que publicó ayer en su columna “Diario de un reportero”, con el encabezado:
“Un espectáculo triste, denigrante, soez, violento”
“Me fui de vacaciones para no pensar. No sirvió de mucho. Lo primero que vi una noche mientras esperaba unos tacos de carnitas –sí, tacos de carnitas– en Porto fue que el gobierno de Veracruz había publicado una vaina dirigida a la opinión pública de la gente convocando a una manifestación pacífica contra la Suprema Corte de Justicia.
Antes, o después, cuando comía lechón en Pedro dos Frangos leí que alguien cuyo nombré absorberá la historia propuso que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fueran elegidos por votación popular.
Ya no quise volver a ver las noticias de México para no echar a perder las vacaciones, pero no pude dejar de pensar en la manifestación ni en la propuesta de elegir a los ministros, dos despropósitos que dan una de cómo andan las cosas.
Primero, la manifestación. No fue pacífica. Fue un espectáculo triste, denigrante, soez, violento, que muestra los valores de la clase política que gobierna Veracruz. La gente vio a los funcionarios estatales en las calles del centro de la capital, las cámaras mostraron los ataúdes que llevaban con efigies de la presidenta y algunos ministros de la Suprema Corte, los micrófonos recogieron el discurso del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, triste, denigrante, soez, como la manifestación que encabezó.
El ingeniero García Jiménez sostiene que la Suprema Corte es corrupta y conservadora y neoliberal, y afirma sin pudor y sin pruebas que los ministros son enemigos de la cuarta transformación porque han declarado que varias reformas legales propuestas por el presidente López Obrador son inconstitucionales.
La palabra presidencial pesa más que cualquier otra cosa, y es suficiente para que el gobernador diga lo que dijo sin pensar en lo que decía, y sin que ninguno de sus asesores le recomendara prudencia, que es una virtud escasa en estos tiempos.
García Jiménez no está solo. La presidenta del Congreso veracruzano, Margarita Corro, declaró que la Suprema Corte no respeta la división de poderes porque hay injerencia en el Poder Legislativo. Basta leer la Constitución para darse cuenta de que uno de los trabajos de la Suprema Corte es determinar si las leyes que emite el Congreso cumplen con la letra y el espíritu de la Carta Magna, pero es mucho pedir. La ignorancia es atrevida”.
Sigue su texto, pero hasta ahí retomo para efectos de esta columna. Coincido plenamente con él. Espero que no se le hayan indigestado los tacos por causa de estos y que disfrute mucho sus vacaciones.
Resultó un éxito la presentación del libro Zentella
Insuficiente resultó la Sala de Cabildo del palacio municipal de Xalapa para dar cabida a todas las personas que asistieron ayer a la presentación del libro Zentella del periodista José Valencia Sánchez, “Pepe”.
La presentación de la obra corrió a cargo de la periodista Ylia Ortiz Lizardi y el abogado Alberto Islas Reyes.
El gran interés se advirtió desde temprana hora cuando el espacio se llenó a toda su capacidad y hubo necesidad de colocar sillas en el pasillo del corredor del inmueble contiguo a la entrada.
La obra tuvo muy buena acogida y el mejor testimonio fue su adquisición por parte de muchos de los asistentes, por lo que el autor tuvo una sesión para firmar las dedicatorias respectivas.
Interés por la marcha del domingo
Es patente el interés por parte de muchas personas para asistir a las marchas en defensa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que tendrán lugar el domingo en la mañana en las ciudades más importantes del país, incluidas varias del estado.
Serán como respuesta a la protesta que realizó el gobierno de Veracruz frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde pasearon ataúdes con nombres e imágenes de ministros incluida la de la presidenta del máximo tribunal Norma Lucía Piña. |