No pues nada. Hasta la fecha no hay nada. Ni siquiera la firma para operar ese programa.
El pasado miércoles el titular de Finanzas, José Luis Lima Franco, dijo que ni siquiera se sabe qué clínicas y hospitales pasarán al nuevo esquema de Salud y cuáles seguirán administradas por el gobierno estatal. “Aún no sabemos. Todavía no se ha firmado el nuevo convenio y no sabemos las cláusulas y los términos. No hay nada claro”.
Pero ese mismo día el gobernador le corrigió la plana al asegurar que ya se suscribió un acuerdo para que 300 hospitales pasen a integrar la federalización del Sistema de Salud a través del esquema IMSS-Bienestar.
¿Cuándo y dónde suscribió el acuerdo? No lo dijo porque no ha suscrito nada. Los centros de Salud siguen fregados y así seguirán hasta el fin del sexenio.
A su urgente rehabilitación hay que agregar el desabasto de medicamentos que ya es crónico y no se ha resuelto. Así como la falta de insumos para el personal hospitalario; desde médicos y enfermeras hasta camilleros e intendentes.
Pero no hay voluntad, sólo fantasías verbales. Cuitláhuac y sus morenos siguen pateando la lata sin ponerse a pensar que más temprano que tarde la bomba les va a estallar porque con la salud no se juega. Tampoco con la sed de la gente.
Y es que esa es otra bronca.
La escasez de agua está escalando alturas peligrosas. En Xalapa se está convirtiendo en un asunto de salud pública y de seguridad municipal que no ha sido debidamente dimensionado.
El alcalde Ricardo Ahued hizo un diagnóstico, pero evadió la solución.
Dijo que en la ciudad capital sólo hay agua para el 60 por ciento de la población y que se necesitan mil 900 millones de pesos para otra planta de tratamiento, pero no hay dinero. Además, les echó la bolita a los futuros munícipes al manifestar que también ellos tendrán que lidiar con ese problema, como dando a entender que los xalapeños son de palo y aguantarán hasta entonces.
Nunca dijo el señor “a ver cómo rayos le hacemos pero vamos a conseguir esos mil 900 millones de pesos”. Nada, simplemente comentó resignado “no hay dinero” y solo le faltó agregar: “Que se jodan 200 mil del medio millón de mis gobernados”.
Si la falta de medicamentos es un asunto de cuidado que ha ocasionado protestas, la falta de agua puede ocasionar algo más que multitudinarias revueltas.
Pero en la 4T no lo quieren ver así porque están en lo suyo y lo suyo no es resolver problemas para los que fueron votados, sino en mantener encendida la llama de la grilla. Si en México están en ascuas por saber si la candidata será Claudia, en Veracruz lo único que les preocupa es saber si será Rocío. Y en eso gastan sus afanes y el presupuesto.
No es que no haya dinero para rehabilitar hospitales, abastecerlos de medicamentos y ofrecer una atención digna. No es que no haya mil 900 millones de pesos para satisfacer la necesidad de agua para los xalapeños. Es que el dinero se está ocupando en menesteres electorales.
Si la gente se muere afuera de los hospitales por falta de atención; si los menores y los ancianos traen la lengua pegada al paladar y los labios agrietados y secos por el fatal golpe de calor, esa es su bronca. Para los morenos y la 4T las campañas son primero.
Lima Franco se queda en Sefiplan
Hace dos años, cuando el presidente López Obrador abrió la caja de pandora de la sucesión presidencial, en Veracruz también se alborotó el avispero por saber quién sucederá a Cuitláhuac García en la gubernatura.
Uno de los nombres que estuvo sonando fuerte (y que no ha dejado de sonar desde entonces) es el del joven titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, que ha hecho un excelente trabajo en esa dependencia.
Aunque en las últimas semanas corrió la versión de que renunciaría a su cargo para buscar un puesto de elección popular, fue el propio funcionario quien desmintió la versión. “No, nada de eso. Todavía tenemos muchas cosas por hacer, estamos concentrados en el tema de finanzas. Tenemos que seguir mejorando las finanzas”, dijo.
En este sentido el gobernador Cuitláhuac García está siguiendo el adagio que reza: “Si algo está funcionando bien ni le muevas ni lo muevas”. Y Lima Franco está haciendo muy bien su trabajo.
Pero una cosa es segura lector, puedes apostar a que José Luis no se irá a la banca a finales del próximo año. Es de los pocos funcionarios de esta administración que no se quedará sin chamba después del 2024.
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