“Sin amor y cariño no llega al pueblo nuestra voz”
Siempre nos encontramos, para bien afortunadamente. Ese algo de coincidencia y respeto a lo que hacemos, a lo que escribimos y expresamos sin miedo, sin temor y sin cobardía. Me refiero a mi compañero de la Facultad de Periodismo de la UV, el sonriente y bromista cuando saluda, Gonzalo López Barradas, quien acaba de recibir el justo reconocimiento a su trayectoria en el periodismo, en el evento anual de Periodistas Unidos de Coatepec, y fue ahí precisamente donde nos obsequió otra de sus obras literarias, “Nomás las cruces quedaron”, brutal por su realismo, verídica porque a muchos de los que menciona en este libro de 122 hojas, los conocimos y tratamos, y reconozco a la vez mi ignorancia de algunos nombres que estuvieron involucrados en el asesinato de Manlio Fabio Altamirano, en el Café Tacuba de la ahora ciudad de México, sorprendiendo más el de Manuel Olmos Ruiz, de Teocelo, de apenas 29 años de edad…
Manlio simpatizaba con el Partido Comunista de México, anticlerical, gobernador electo de Veracruz, cayó en las garras del grupo de la Mano Negra comandada por Manuel Parra, según narra Gonzalo López Barradas y cita nombres de quienes después serian gobernadores de esta entidad veracruzana, Fernando López Arias y Rafael Murillo Vidal, en 1936 cenaban con Manlio Fabio Altamirano cuando el asesinato.
Y vuelvo a decir, con Gonzalo siempre nos hemos encontrado para bien, lo mismo de nuestra segura y creciente amistad como en el grato trabajo del periodismo… desde nuestra llegada a la Facultad en el puerto jarocho, alentando y dando ese ánimo que se necesita cuando dejas en tu pueblo familia, hermano, la novia y el compromiso de retornar triunfante con la culminación y la satisfacción de ser uno egresado de la Universidad Veracruzana… con el título de licenciado. Este amigazo Gonzalo, por equis o no lo sé, pero antes de culminar su último año, ahora son semestres, solicitó permiso para laborar en la revista “Tiempo” de Martín Luis Guzmán, junto con Mariano Azuela, pioneros de la Novela Revolucionaria, escribiendo de cerca los pasos de Francisco Villa, como dato… Luis Guzmán fue diplomático, senador, periodista y algo notó en Gonzalo López Barradas que lo mantuvo a su lado en esta difícil labor.
Fue reportero de Excelsior, cuando su brillante etapa con el director Julio Scherer, su amigo y lo presume orgullosamente, que chingaos… y en ese mayo de 1970, nos encontramos por coincidencia, en la entrada de las oficinas de la Federación Mexicana de Fútbol, muy de mañana, en las calles de Abraham González en esos años, y fue quien me acompañó al registro como enviado especial de Diario de Xalapa, a la Copa Mundial de Fútbol, bromas y anécdotas y los dos, nuevamente coincidimos, en otra etapa inicial de este glorioso y mágico trabajo…
Nos graduamos a finales de 1970 con la asistencia del gobernador Rafael Murillo Vidal y el director de la Facultad, Alfonso Valencia Rios, extraordinario periodista a quien en lo personal le debo el permiso concedido para que asistiera al Mundial de Fútbol México 70… ya en la escuela de la vida, de las casualidades, ¡otra vez ! nos encontramos con Gonzalo López Barradas y ahora, trepado en la silla municipal de Alto Lucero, rascando páginas en estos pedazos de historia lo que seguiremos comentando en la siguiente columna y de los involucrados en el asesinato de Manlio Fabio Altamirano, personajes que conocimos y recordamos…
Un piadoso y destacado personaje de este libro de Gonzalo López Barradas, el recordado Arzobispo Manuel Pío López, a quien conocí y traté en 1960 cuando sus visitas al colegio apostólico Jesús Sacerdote de Teocelo, en donde culminé mis estudios de educación primaria. |