Pues el Negro Cruz esa sensación me daba al hablar tan de “tú” del Gobernador…
Esa persona que estaba en la mesa, que no recuerdo quién era, intervino en un momento en la plática para sugerirle con mucha insistencia, que contara a Cecilio y a mí, cuando salvó a Fidel…
¿Cómo? ¿Que salvó al Gobernador?
Si hubiera sido un patiño ese personaje que estaba en la mesa y cuya ingrata memoria me lo borra, se podría decir que había cumplido su cometido: generó nuestra expectación, nuestra curiosidad y sobre todo, aún más nuestra atención para escuchar todo oídos, esa historia…
El Negro Cruz empezó diciendo que conoció a Fidel en Nopaltepec, cuando eran niños. Allá en ese pueblito de la Cuenca, se la pasaban jugando…
Cuenta que estaban nadando, sinceramente no recuerdo si nos dijo dónde, en qué parte, ni a qué edad… lo que sí recuerdo es que decía que Fidel se arrojó al agua y su cabeza pegó en una raíz de un árbol y al ver eso, el Negro entró al agua para sacarlo porque estaba en malas condiciones… ¡y el Negro salvó al negro!
Yo me quedé con esa historia de las tantas que platicó aquella tarde que se convirtió en noche, en un rincón del bar del Hotel Xalapa…
Ése quizá fue el encuentro más cercano que tuve con el Negro Cruz y cuando coincidíamos, era de breves comentarios y despedirse, no sin antes hacer una cita bíblica…
El Negro Cruz sin duda ocupa un espacio dentro del anecdotario político de nuestro Veracruz, con esos personajes tan singulares que hacen que la grilla tenga cultura, tenga chiste, tenga historia… un gusto conocer al Negro Cruz. |