Bien dice el presidente López Obrador que “el pueblo es sabio” y que “tonto es aquel que cree que el pueblo es tonto”.
Y justamente sacadas de la sabiduría popular, las siguientes expresiones pintan con exactitud lo que sucede con las autoridades en Veracruz:
“Cuando el arriero es malo le echa la culpa al burro”, o “cuando la partera es mala, le echa la culpa a la luna tierna”.
También algunos dicen: “cuando la partera es mala, le echa la culpa al chamaco”, o “cuando es malo el escribiente, le echa la culpa a la pluma fuente”.
Ahora resulta que “la mejor prueba” de que el Poder Judicial de la Federación actúa “de manera perversa y corrupta”, es la larga -larguísima- lista de tropiezos que ha tenido la Fiscalía de Veracruz, que mete a la cárcel a cualquier persona con el único fin de presumir que “aunque hay delitos, los culpables son capturados en corto tiempo”.
Reunir en un mismo salón a los titulares de los Poderes Legislativo y Judicial, lo mismo que a la supuestamente autónoma Fiscalía del Estado, no nos muestra otra cosa que el alto nivel de sumisión que esas instituciones tienen al Poder Ejecutivo. Demuestra lo que ya hemos dicho en múltiples ocasiones: que en Veracruz la procuración y la impartición de justicia están sujetas a la voluntad de un solo hombre: el gobernador de Veracruz.
Y el ejemplo más claro de la ineficiencia de la Fiscalía, es el descalabro que acaba de sufrir en el caso que lleva - “casualmente”- contra el exfiscal Jorge Winckler Ortiz.
Con estricto apego a la Ley, el juzgado 17 de Distrito en Veracruz le otorgó una suspensión provisional a Jorge Winckler, para que en una audiencia se revise y se elimine la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa.
Este amparo dispone que se reponga la audiencia inicial por la que se le vinculó a proceso, acusado de desaparición forzada y secuestro.
El 25 de junio del año pasado Jorge Winckler fue detenido en Puerto Escondido, Oaxaca, en atención a una orden de aprehensión emitida en su contra por el proceso penal 296/ 2019.
Aunque el amparo ordena que cese la prisión preventiva oficiosa y que se imponga otra medida cautelar, es muy probable que la Fiscalía de Veracruz solicite como nueva medida la prisión preventiva justificada, sólo que para ello deberá sustentar muy bien las razones de dicha petición.
La magistrada presidente del Tribunal Superior de Justicia, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, descartó una eventual reinstalación de la juez Angélica Sánchez Hernández, con el argumento de que fue una decisión administrativa “que se basó en un estudio previo de circunstancias específicas vinculadas al desempeño de su función como juzgadora. En función de estos análisis, se consideró apropiado separarla de su posición”.
Por supuesto, la magistrada miente. En realidad, aunque en principio fue cesada de su cargo, la juez Angélica Sánchez promovió un amparo y consiguió anular esa decisión “administrativa”. Lo que se hizo en el Consejo de la Judicatura fue esperar a que venciera su contrato, y ya no renovarlo, lo que exhibe la violación a un principio básico en la administración de justicia: el principio de inamovilidad, para garantizar su independencia de criterio.
La justicia en Veracruz pasa por su peor momento, y los responsables de ello ahora se rasgan las vestiduras y denuncias “consignas” que sólo existen en su imaginación y que los empara con aquella otra frase surgida de la sabiduría popular: “el león cree que todos son de su condición”.
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Epílogo.
Y mientras todas las autoridades de Veracruz lanzan una ofensiva contra la justicia federal, los policías de la entidad, los uniformados, hacen de las suyas y cometen abusos que están costando vidas. *** En Coatzacoalcos, Alexis Moreno, de 23 años, fue asesinado por elementos de la Policía Estatal. El joven, que estudiaba Enfermería en Mérida, recibió varios impactos de bala cuando el conductor del vehículo en el que se trasladaba no quiso detenerse cuando los uniformados le marcaron el alto. *** “Fue un asesinato. El chamaco que llevaba el coche no se paró. Quiero que se haga justicia y que caiga todo el peso de la Ley. Fueron culpables porque no tienen por qué disparar. Hubieran disparado a las llantas para que se pararan. Son culpables los policías porque por qué dispararon”, dijo el padre del joven. *** Por su parte, amigos de Alexis y Raúl, el joven que manejaba el vehículo, explicaron que los jóvenes circulaban de madrugada por las calles de Coatzacoalcos porque acaban de salir de una fiesta. *** “Estaban en una reunión de cumpleaños. No sabemos qué sucedió cuando salieron. Iban a quedarse a dormir en casa de Raúl. Todo ocurrió afuera de casa de Raúl, en la colonia) Benito Juárez. Ambos muchachos eran tranquilos”, expusieron. *** El gobernador dijo que ya se investiga el caso y prometió que “no habrá impunidad”.
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