Y es que las llamadas de atención del presidente Andrés Manuel López Obrador al secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, la cruzada emprendida por los actores políticos identificados con la propia secretaría Rocío Nahle García y otros hechos que comenzaron a indicar que aun cuando por más brincos que dé, estando el piso tan parejo, el famoso defensor de la negritud se quedará sin cargo y futuro político en la entidad, generando en su interior una desmedida reacción que va desde la venganza, hasta el construir toda una estrategia que lo haga ver como necesario para mantener el orden y la paz en la entidad.
La bomba de tiempo que el mismo Cisneros Burgos le construyó al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, va desde generarle un vacío de poder, que tenga como consecuencia una andanada de hechos violentos que pongan en duda la capacidad del propio García Jiménez para estar al frente del Ejecutivo.
Pues casualmente mientras no existió Secretario de Gobierno –el cual estuvo y ha estado inmerso en su profusa promoción política por toda la entidad- los conflictos, los actos delictivos de alto impacto, se han desatado a lo largo y ancho del territorio veracruzano.
La reciente aparición de cuerpos desmembrados, empacados y congelados en dos propiedades de Poza Rica –las cuales en primera instancia apuntaban a ser más de una treintena de cadáveres-, evidencia ese vació construido ex profeso con la única finalidad de pretender vender su valía y necesaria presencia en la administración pública estatal.
De la mano de estos hechos, viene la pretendida intención de reposicionar a la actual titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Verónica Hernández Giadáns, quien ha salido este lunes, junto al propio gobernador a desmentir las versiones periodísticas de que lo ocurrido en Poza Rica, intentando minimizar el número de muertos o víctimas y entregando unas versiones al mandatario que simplemente sale a repetir los cuentos que nadie cuenta, afirmando que la crisis aparente en la ciudad petrolera del norte del estado obedece a la disputa de dos criminales con sobrenombres de caricaturas.
Así la culpa de todo la tienen “El Hans” y “El Shrek” –menos mal que no fue Don Gato y su Pandilla- detenidos desde la semana pasada por ser los dos cabecillas de la delincuencia organizada en la región, generadores de la violencia desatada.
Al plan habrá que incluir otros elementos, como el intento de descarrilar los eventos de la propia Claudia Sheinbaum ocurridos el pasado fin de semana en la zona centro del estado, hasta donde el propio secretario de la negritud, habría mandado a su operador de botargas Yair Ademar Domínguez, con la intención de sabotear el evento a desarrollarse en Córdoba mediante la toma de carreteras operadas por habitantes enviados de municipios donde los alcaldes le hacen el caldo largo al mismo Cisneros Burgos en su absurda intención de llegar a la Gubernatura de Veracruz.
Uno de esos casos, debió ser desarticulado por el equipo del propio Secretario de Educación, Zenyazen Escobar García quienes monitorearán que este personaje y sus huestes esperaron justo el momento que Claudia Sheinbaum comía y terminará su evento programado en Ciudad Mendoza para entonces interceptarla en la autopista y así obligarla a cancelar el evento en Córdoba, con tan mala suerte que no sucedió lo pretendido.
Se sabe que la Delegación de Política Regional en la zona no intervino, permitiendo que los manifestantes originarios de Ixtaczoquitlán tuvieran que ser atendidos por el propio alcalde quien resolvió y cumplió con sus peticiones.
Hoy también se cuestionan el actuar del titular de esta dependencia, Héctor Eduardo Ciprián Méndez, quien, en vez de ser promotor de paz, se le ha visto directamente involucrado en la motivación de actos violentos como el ocurrido en la Ciudad de México el pasado 21 de mayo de 2023, donde fuera captado trepado en un árbol colocando lonas en el exterior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) incitando a protestar contra los mismos ministros.
Por lo pronto “El complot otatiteco” está en marcha, vamos a esperar su desenlace.
Al tiempo.
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