El jueves anterior el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dio a conocer que ahora existen otros 30 millones de mexicanos sin acceso a los servicios de salud.
Según el Coneval, del 2018 hasta el 2022, el porcentaje de personas que carecen de este servicio pasó de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento. Es decir, la cifra se disparó a 50 millones 400 mil mexicanos.
La diferencia entre los 20 millones 100 mil que había cuando llegó Andrés Manuel a Palacio Nacional y los 50 millones 400 mil que se contabilizaron hasta el 31 de diciembre del 2022, es de 30 millones 300 mil personas que carecen de IMSS o ISSSTE. Y no se diga de INSABI que nació y murió en apenas tres años o del Seguro Popular que murió de inanición el 31 de diciembre del 2019.
Pero como al presidente nadie le gana una, le corrigió la plana al CONEVAL al manifestar que no preguntó de manera correcta, pues todos los encuestados tenían credencial del Seguro Popular (que ni era seguro ni era popular, remarcó) y cuando les preguntaron si se beneficiaban de ese seguro contestaron que no. “Pero como ahora la atención médica ya es gratuita, no se necesita ningún tipo de seguro” añadió.
Pero mintió por enésima ocasión.
La medición del CONEVAL fue hecha los primeros meses de este año, cuando tenía más de dos años que había dejado de existir el Seguro Popular y el INSABI estaba medio muerto ya que oficialmente desapareció el 25 de abril de este año. Luego entonces los encuestados no pudieron decir que carecían de Seguro Popular, sino que carecían de INSABI que estaba dando sus últimas boqueadas.
Por otra parte, tanto el IMSS como el ISSSTE ofrecen atención médica gratuita, pero a sus derechohabientes. Si cualquier hijo de vecino pide esa atención simplemente se la van a negar. Uno de los problemas que tiene el IMSS es que sin decirle agua va le aventaron a los 15 millones de derechohabientes que tenía el INSABI y la institución, ya de por sí saturadísima, carece de capacidad para atenderlos.
Muertos el Seguro Popular y el INSABI nació el IMSS-Bienestar que en teoría es un programa dirigido a quienes buscan acceso a medicamentos y atención médica gratuita, pero en la práctica es puro cuento.
A pesar de que el presidente diga que el Seguro Popular no era ni seguro ni popular, en sus 14 años de existencia brindó atención a 53 millones 530 mil 359 mexicanos (el 44.7 de la población), mientras que el INSABI nomás no pudo con 15 millones de derechohabientes en su corta existencia y murió de una enfermedad muy común en la 4T que se llama ineptitud e incapacidad.
Pero el señor presidente reiteró su promesa de que ahora sí, al final de su gobierno, México tendrá uno de los mejores sistemas de salud del mundo. Y ahora sí, se garantizará el derecho a la salud de toda la población.
Lo cierto es que mientras más se acerca el fin del sexenio, más lejos se ve el sueño de tener un sistema de salud como el de Dinamarca. Y el sueño se aleja aún más con las ocurrencias del tabasqueño.
“Ayer estaba yo pensando, ya para darle una salida definitiva al desabasto de medicamentos. Les voy a proponer a los del Sector Salud que se tenga una especie de farmacia donde se cuente, una farmacia aquí en la Ciudad de México, un almacén con todas, todas, todas, todas las medicinas. Todas, todas, las medicinas del mundo en cantidades razonables para que cuando falten en un hospital, ahí (se consigan), como un banco de reserva de medicamentos. ¡Y lo vamos a hacer!”, dijo el 2 de agosto.
Si esta propuesta la hubiera hecho un menor de siete años a un grupo de adultos como solución a ese desabasto, se habría llevado una ovación por ser un niño imaginativo y propositivo, pero que haya salido con esa jalada un sujeto casi septuagenario… ¡por Dios!
Andrés Manuel le dio en la torre al Seguro Popular, fracasó con el INSABI, su pelea con las farmacéuticas dejó sin abasto de medicamentos a clínicas y hospitales, y ahora nos quiere dorar la píldora con una mega farmacia que, en caso de materializarse, será un enorme e inoperante changarro burocrático que no resolverá el desabasto.
¿Ya con eso lector, o quieres que el señor presidente te siga dando más atole con el dedo?
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