Abierto a todas las preguntas no dejó ninguna sin contestar y lo que llamó la atención es que casi todas sus respuestas aterrizaban en su certeza de que será gobernador.
Julen es un político que conoce como pocos los dolores que padece Veracruz. Su problema es que pocos veracruzanos lo conocen a él.
De las pocas veces que su nombre se ha escuchado en la totalidad de la geografía estatal, fue cuando se tomó la foto con el ultraderechista Santiago Abascal, presidente de VOX, después de plasmar su firma en la Carta de Madrid, un documento marcadamente fascista que le generó una sonora rechifla hasta dentro de su mismo partido.
A pesar de los argumentos que esgrimió para justificar tamaño despiste, Julen carga desde entonces con el estigma de ultraderechista que no se quitará al menos en esta vida.
¿Qué posibilidades tiene de ser candidato del Frente opositor y eventualmente gobernador?
Híjole…
Por principio de cuentas sólo tiene el apoyo de la mitad del panismo veracruzano, la otra mitad que está bajo la férula de los Yunes del Estero no lo apoyará ni de chiste. Y es que de ser amigos por conveniencia se convirtieron en enemigos irreconciliables.
El líder nacional del PAN, Marko Cortés que en un principio lo apoyaba, al parecer cambió de opinión y como que ya no le ve empaque para gobernador.
Y por si fuera poco, ha trascendido que las encuestas que lo dan como favorito a la gubernatura son pagadas con dinero del Senado lo que de ser cierto lo meterá en un gran brete.
En síntesis, lector, a Julen le hará falta algo más que la otra mitad del panismo y algo más que el apoyo de su líder nacional para alzarse con la candidatura. Necesita ser más visto y convencer a quienes lo vean, que no representa a la derecha más rancia del PAN; que si no es liberal, liberal lo que se dice liberal, tampoco es ultraconservador. Y que gobernará para todos sin distingo de raza, sexo, edad, credo o posición social.
A ver si en una de esas hay alguien que se la crea.
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