EL PRESIDENTE de la república sabe perfectamente bien que, en Veracruz, se escenifica una lucha intestina derivada de la aspiración que muchos tienen para conseguir la candidatura a la gubernatura del Estado. No parece, de la misma manera, que tenga control sobre las tribus del partido político en el poder o está dejando, solamente, que transcurra el tiempo necesario para dar el golpe de timón y establecer el camino que deba seguir la mayoría de este partido, siempre y cuando haya quién le pueda seguir como antes, porque ahora lo que se ve son verdaderos intereses particulares de diversos grupos que operan dentro y que están llevando, antes de tiempo, a que Morena comience por agudizar el conflicto interno y deshacerse en poco tiempo.

Desde antes de que llegara Rocío Nahle, con su pretendida versión de veracruzana por convicción, grupos políticos ya se estaban disputando la posibilidad de encabezar la coordinación en defensa de la cuarta transformación y traen, consecuentemente, cada quien su gente y sus propias luchas entre ellos que ahora alcanzan, precisamente, a la supuesta corcholata veracruzana de López Obrador.

Lo que se pensaba que sería una sucesión gubernamental aterciopelada, se le está complicando al propio mandatario nacional y líder de esta organización política por la sencilla razón de que no ha tenido quien ponga orden en materia político electoral de su partido, toda vez que, desde el propio palacio de gobierno, se desbordan las pasiones y las ambiciones políticas que han rebasado completamente a quien, supuestamente, debería ser el jefe partidista.

Esto, sin duda, refleja poca unidad al interior de Morena, donde la oposición ha tomado su papel de simple observadora en el entendido de que toda esta guerra sucia de los morenistas, le conviene.

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¿SE VA MARLON?

AHORA SI PARECE que está cerca la era culminante de Marlon Ramírez Marín al frente del Partido Revolucionario Institucional en Veracruz, después de que con sus mismas palabras pudo advertir en alguna reunión que tal vez ya no tenga más giras políticas como presidente del Comité Directivo Estatal, de esta organización. Sin embargo, dejaría un enorme hueco que difícilmente podría llenar alguien de los que, aparentemente, están buscando sucederlo.

Y no es precisamente por el mensaje de Javier Duarte, que, en realidad, lo que quiere es mantenerse vigente muy a pesar de las condiciones que en este momento le rodean, sino por la simple razón de que la gestión de Marlon, ya terminó desde hace tiempo, pero que por las circunstancias en que se ha desenvuelto el partido y las actividades político electorales, no se ha llevado a cabo el cambio y principalmente, porque a Marlon le han tenido plena confianza para seguir fortaleciendo al tricolor. El PRI, como partido político comprometido con la unidad política del bloque opositor, tiene que mantenerse activo y con posibilidades de ser la organización política que encabece las propuestas para la candidatura a la gubernatura del Estado.

De todos modos, Marlon Ramírez Marín, esta ahí como un verdadero soldado que defiende hasta con las uñas al partido que ha dirigido durante estos años, por cierto, aunque muchos no lo crean, con buenos resultados.

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EL ORFIS, SU INDEPENDENCIA

HABRÁ QUIEN PIENSE y hasta con cierta razón de que el Órgano de Fiscalización Superior, cuya titular es Delia González Cobos, podría tomar la decisión de hacer y dejar pasar por ser un organismo dependiente de la propia legislatura del Estado, donde la mayoría de Morena, podría dictar el comportamiento de esta institución que tiene a su cargo el compromiso de vigilar el cumplimiento estricto de todos los entes sujetos a fiscalización permanente por el ejercicio presupuestal.

Pero no, el Orfis actúa, revisa y denuncia las irregularidades administrativas del gobierno estatal y de los municipios, principalmente.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.