¿Qué es lo que en el fondo se busca negociar?
Como diría Pancho López el filósofo xalapeño ateniense “lo sospeché desde un principio” que los llamados “ecologistas” que están instalados sobre el camellón de la avenida Lázaro Cárdenas para impedir la construcción de un puente, están siendo patrocinados-pagados por intereses políticos más que de preocupación por el medio ambiente.
Lo del derribo de árboles es solo un pretexto para mantenerse en la vía pública.
Resulta que “la mano que mece la cuna” les está pagando a cada uno de los jóvenes y adultos que están haciendo guardias, de quinientos a mil pesos diarios, dependiendo del tiempo que esté en el campamento.
A manera de justificación, uno de los guardianes, comentó que se encontraba sin empleo y que ese pago por estar ahí sin hacer nada, les resultaba muy favorable.
Desde que colocaron su campamento sobre el camellón, surgió la duda sobre cuál era el motivo real para que estuvieran día y noche, pasando fríos y lluvias en catres de campaña, todo para evitar que se continuara con la obra.
Otro detalle que llamó la atención, es que cuando las autoridades anunciaron que habrían de sembrar 360 árboles para reponer los que estaban siendo cortados, ninguno de esos “ecologistas” fue a la siembra.
Casi casi se podría afirmar que en toda su vida, nunca han sembrado un árbol.
Los automovilistas que tienen que transitar por largas filas de vehículos por la avenida Lázaro Cárdenas, se preguntan por qué si los ecologistas xalapeños están tan preocupados por el medio ambiente, no han hecho nunca ninguna manifestación o protesta, por la tale esa sí desmedida, de árboles en el Cofre de Perote, para no ir muy lejos.
La respuesta es muy simple, porque allá no hay quien les patrocine su movimiento ecologista.
Ya son varias semanas que tiene instalado el campamento sobre la avenida Lázaro Cárdenas, resultaría interesante conocer quién es el “mesías” que está patrocinando los pagos a los ecologistas.
Porque si sacamos cuentas, la nómina diaria es de varios miles de pesos.
Eso independientemente de otros gastos, como el pago de los servicios de abogados que han interpuesto demandas para detener la construcción.
Habría que sumar el costo de los alimentos, que seguramente no son enviados por almas caritativas xalapeñas.
Falta conocer quién es el que está detrás de ese movimiento de ecologistas y que es lo que en realidad se trata de negociar políticamente.
Porque en estos tiempos de crisis, nadie apuesta recursos económicos propios, para salvar unos cuantos árboles.
Qué bueno que haya “ecologistas” preocupados por la conservación de los árboles y el medio ambiente, pero que también participen en las campañas de siembra de nuevas arboledas.
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