Vaya compromiso. Por mucho que la ex jefa de gobierno le quiera dar la vuelta al asunto, al final deberá enfrentar lo inevitable.
Y si en el campamento de Sheinbaum hay preocupación, en el de Rocío Nahle hay alarma verdadera. Dejando de lado que José Francisco Yunes Zorrilla es un excelente orador, la zacatecana no tiene con qué ganarle en un debate.
¿A qué argumentos recurrirá para tratar de convencer al electorado que la 4T debe continuar al menos por seis años? ¿Será capaz de decir que disminuyeron la inseguridad, la violencia, el número de desaparecidos y los feminicidios, el desabasto de medicamentos, el desempleo, la deserción escolar y la pobreza? ¿Se atreverá a asegurar que Veracruz es menos corrupto que antes?
Si, sí es capaz y seguramente lo hará; la bronca será que lo compruebe.
En contrapunto, Pepe Yunes no tendrá que ir muy lejos por la respuesta o en este caso por la réplica. Le bastará con mostrar los datos duros de las ONG’s y de los propios gobiernos federal y estatal para callarle la boca a la señora.
Un debate puede darle la voltereta a una elección.
En 1994 cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó como fuerte aspirante a la presidencia de la República, el panista Diego Fernández de Cevallos lo hizo trizas en el primer debate. A Ernesto Zedillo casi ni lo volteo a ver, se concretó a decir que era “el chico de los dieces” y enfiló sus baterías contra Cuauhtémoc.
Antes del debate, el hijo del general iba arriba en las encuestas; le seguía Zedillo en segundo lugar y en un lejanísimo tercer lugar se encontraba el Jefe Diego. Después del debate el panista se fue a los cuernos de la luna, Zedillo conservó el segundo lugar y Cárdenas se fue al hoyo de donde ya no salió.
Que después Diego desapareció de la escena política porque “se enfermó” eso ya es otro cantar. Pero que su excelente capacidad de oratoria aunada al profundo conocimiento de los problemas del país lo pusieron en la antesala de la presidencia de la República, eso quedó ahí para la historia.
Lo mismo puede suceder con Xóchitl Gálvez y Pepe Yunes.
Ocioso será decirte lector cuál de las dos candidatas a la presidencia fue mejor como jefa delegacional y cuál de las dos conoce mejor que la otra los problemas que aquejan a los mexicanos y las medidas que implementarán para solucionarlos.
Ocioso será decirte también cuál de los dos aspirantes a la gubernatura es el mejor. Si José Yunes que conoce palmo a palmo el territorio veracruzano al que le inyectó más de 4 mil millones de pesos para obras cuando fue legislador. O Rocío Nahle que como legisladora no hizo nada por sus “paisanos” y que a pesar de que vive desde hace 38 años en la entidad, apenas hasta este mes de enero conoció (y nomás de pasadita) Álamo y Tihuatlán. Y le falta por conocer el 80 por ciento de la geografía estatal.
Eso sí, nada de confiancitas.
Por andar de confianzudo el Jefe Diego sufrió su más estrepitosa derrota en un debate televisivo en 1996 ante Andrés Manuel López Obrador. Y eso deben tenerlo muy presente Xóchitl y Pepe.
A Xóchitl la conozco poco pero estoy seguro que sacará lo mejor de ella para salir con el triunfo.
En el caso de Pepe, puedo decirte lector sin temor a equivocarme, que nunca ha hecho menos a ningún rival político y a todos los trata con respeto. Y sobre los debates que sostendrá con Rocío Nahle, puedes apostar a que se preparará (si no es que ya se está preparando) como nunca en su vida.
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