Gracias a Dios por seguir vivo después de que tuve que ser internado en el hospital durante dos semanas, una en cuidados intensivos y la segunda en recuperación con una fuerte bronconeumonía.
Hoy sigo en casa en recuperación paulatina y todo parece indicar que por esta ocasión ya la libre.
Tengo que agradecer a todo el equipo de médicos, enfermeras -que me pincharon hasta el cansancio- para luchar contra el mal, hasta los camilleros que me ayudaron a moverme.
No puedo estar más agradecido con mis hijas y esposa que me estuvieron cuidando día y noche.
Mención especial merece el mejor neumólogo de Xalapa, el doctor Emilio Barrientos Landa -que me atendió en el hospital y continua el tratamiento- logrando recuperar mi salud.
Una vez en casa, mi médico-chef que vino a cuidarme desde Coatzacoalcos y prepárame suculentas viandas para mi recuperación.
Agradecer también a Lili, sin lugar a dudas, la mejor enfermera de todo Xalapa y la región, que aceptó venir a atenderme durante los días más pesados de mi recuperación.
Doy gracias también a todos mis amigos y amigas que desde que se enteraron que estaba en el hospital, estuvieron enviando mensajes de apoyo y ofreciendo su ayuda.
Lo cierto es que nunca me imaginé que tantos amigos y hasta hermanos tuviera.
Hoy aprovecho para darles un fuerte abrazo fraterno.
Gracias a la vida por darme la oportunidad de conocer a personas maravillosas que me acompañan en mi camino.
Gracias por los momentos de alegría, de amor, de aprendizaje y de superación.
Gracias por las dificultades que me hacen crecer y valorar lo que tengo.
Gracias por todo lo que me das y por todo lo que me quitas.
La vida es un regalo que no podemos desperdiciar. Cada día es una nueva oportunidad para agradecer, para disfrutar, para soñar, para crear, para compartir, para vivir. Gracias a la vida por permitirme ser parte de este mundo, por darme la capacidad de sentir, de pensar, de expresarme, de amar. Gracias a la vida por ser mi maestra y mi guía.
No hay nada más hermoso que agradecer a la vida por todo lo que nos ofrece. Por el sol que nos ilumina, por el aire que respiramos, por el agua que nos refresca, por la tierra que nos sostiene, por la naturaleza que nos maravilla. Por la familia que nos apoya, por los amigos que nos quieren, por la pareja que nos complementa, por los hijos que nos bendicen. Por el trabajo que nos dignifica, por el arte que nos inspira, por la fe que nos fortalece, por la esperanza que nos anima. Gracias a la vida por ser tan generosa y tan sabia.
Poco a poco habremos de recuperar nuestra salud al 100 y así también iremos redactando la columna Bitácora Política.
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