Con tales características, el partido azul ha sido el más democrático de México...hasta antes del proceso electoral del 2024.
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La izquierda mexicana tuvo entre sus banderas la lucha por la democracia.
Me refiero a la izquierda reciente, a partir del PRD y su parto: MORENA, cuyo ADN incluye células madre tanto amarillas como tricolores, es decir profundamente priistas.
La bandera democrática de nuestra izquierda -el PAN alguna vez representó a nuestra derecha- desapareció a partir del 2018, cuando por fin llegaron al poder presidencial.
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Es normal, el poder suele enloquecer a quien lo asume.
Cuando Vicente Fox llegó democráticamente a la silla embrujada se olvidó de las ilusiones de justicia y desarrollo económico por las que el pueblo le dio su voto y se puso a cometer errores, abusos, y actos de corrupción a nivel del ridículo.
Concluida su presidencia y hasta la fecha, Fox terminó idiota.
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Felipe Calderón, autollamado el hijo desobediente, también ejerció su vocación corrupta y heredó a México una guerra militar contra el crimen organizado, que nos ha generado más de millón de muertos...
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Enrique Peña Nieto fue el último presidente priista y el primero en no haberse convertido en candidato como producto de un dedazo…
Tras haber perdido el poder en el año dos mil, la oligarquía del PRI fabricó un muñeco vendible como caja china, manipulable como carne barata -el sexo es lo de menos, hay mercado para todos los gustos- impuesto como resultado de varios dedos, ya no solo de uno...
Está de más detallar la casita blanca, el gasolinazo, Ayotzinapa y otras lindezas del peñanietismo engaviotado...
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¿Y AMLO?
Andrés Manuel López Obrador ha enarbolado la bandera de la democracia y la lucha para su obtención, pero nunca ha sido un demócrata…
Salvo la candidatura presidencial del 2006, que, si bien no fue resultado de una lucha democrática porque en el PRD nunca existieron los mecanismos políticos para ello, finalmente sí fue un abanderamiento de AMLO a partir de méritos indiscutibles -sus buenos resultados como jefe de gobierno de la Ciudad de México- las de 2012 y 2018 fueron candidaturas de auto dedazo…
Es decir, AMLO impuso su candidatura perredista del 2012 sobre el mejor posicionamiento de Marcelo Ebrard, a quien amenazó con boicotear su campaña al dividir al perredismo, y así dobló a su entonces rival…
Mientras que, en el 2018, ya no tuvo con quien disputar su candidatura porque ya había creado MORENA, donde siempre ha mandado y manda él, sin que exista el más mínimo indicio de oposición interna al grado de haber impuesto -vía dedazo- a Claudia Sheinbaum como candidata a sucederlo en la silla del águila y la serpiente…
CONTINUARÁ |
