La evidente intervención de la Iglesia Católica en los primeros intentos de pacificación de un país sumido en una guerra intestina entre bandas del crimen organizado, reiteró para desgracia de la sociedad que el estado ha sido vulnerado –estado fallido- hasta lo más hondo y peor aún, este, ha dejado de cumplir con el objetivo primario de del Estado, que es la de brindar seguridad a sus ciudadanos.
Ante ello, los esfuerzos de los más altos jerarcas de la Iglesia Católica se agradecen, con base en la construcción filosófica, humanista y porque no teológica de una urgente construcción de la paz, bajo un acuerdo que sirva de base a un plan nacional de pacificación.
El encuentro desarrollado por los concursantes a suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador en tan importante sede, reflejan sus preocupaciones por garantizar la construcción de una serie de mecanismos que garantice un tránsito regular hacia la tranquilidad social que tanto demanda la población.
Ya la misma Organización de Naciones Unidas (ONU) habrían advertido de los riesgos que conllevaba la ausencia del estado de derecho y la construcción de una pretendida pax narca con la delincuencia organizada.
El pasado 17 de diciembre de 2023, una nota titulada “ONU alerta por “pax narca” en México” advertía precisamente de esos riesgos.
Observar que este lunes los tres candidatos firmaran este acuerdo para caminar hacia la pacificación, avanzar contra la impunidad, vivir en un país con justicia y dignidad para las víctimas de desapariciones, asesinatos, secuestros, desplazamientos y feminicidios, ese el anhelo de millones en México y es el objetivo del Diálogo Nacional por la Paz, que la CEM celebrará del 21 al 23 de septiembre en la Universidad Iberoamericana Puebla.
La misma Conferencia del Episcopado ha señalado que este diálogo surgió en respuesta a los asesinatos de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín en Cerocahui, Chihuahua, convirtiéndolos en esa semilla que brota y es también producto de la resiliencia de miles de víctimas más.
Como era de esperarse, las posturas de los candidatos respecto a la visión que plantea y expresa la Iglesia habrían de tener sus diferencias.
Claudia Sheinbaum las señaló al afirmar “Me congratula saber que tenemos coincidencias, sobre todo la de superar la visión punitiva de autoritarismos y decretos de guerra, y avanzar a una visión de construcción de la paz atendiendo las causas”, “Sin embargo, por honestidad y congruencia, firmé el documento con la siguiente leyenda: Firmó el documento en el entendido que hay una visión conjunta de construcción de la paz. Sin embargo, hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido”.
La respuesta de Xóchitl Gálvez no se hizo esperar, reprochando lo expresado por la candidata oficial, en una clara estrategia por pretender confrontarla buscando respuesta a un debate, que no se debe desarrollar de manera bilateral, sino incluyendo todas las visiones.
La danza de cifras sobre qué gobierno acumuló o generó más o menos muertos, era de esperarse. Mientras, no se dejen de lado, estériles confrontaciones, poco o nada se podrá construir.
La realidad es que al menos el primer paso por la construcción de esta paz tan necesaria se ha dado ya. Ahora habrá que esperar, que tan dispuestos están los delincuentes a replegar sus fuerzas, y a dejar de atentar contra la población civil.
México y sus gobernantes están en el dilema de garantizar una pax narca o encontrar verdaderamente una paz real.
Usted concluya.
Sextante.
Se le vendrá el cielo, el mundo y el infierno mismo a la titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Verónica Hernández Giandáns, por su pésimo accionar al frente de la dependencia, pues para que ya hasta los testigos que empleaste te demanden en la Fiscalía General de la República (FGE) por suplantación de identidad, No tiene madre. Todo lo ejecutado y realizado se ha hecho con las patas, así literal, afirman los que saben de las leyes.
Al tiempo.
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